letras Efectos de la crisis en una cita de gran tradición

Razones para salvar la Feria del Libro

  • La próxima edición del encuentro literario del Paseo del Parque reduce su presupuesto a la mitad e insiste en un formato que libreros e instituciones consideran caduco

La Feria del Libro celebrará su próxima edición del 1 al 10 del junio en el Paseo del Parque después de una verdadera carrera de obstáculos que han puesto en serio peligro su puesta en marcha. El certamen, que en sus últimas convocatorias ha visto cómo descendían tanto sus ventas como sus participantes (una tónica general en todas las ferias del libro, al menos en Andalucía: las de Córdoba y Granada cerraron recientemente con pérdidas de hasta el 20%), no ha escapado de la crisis y de hecho su presupuesto se ha reducido respecto al año pasado a la mitad. Así, si la organización contó con 87.000 euros en 2011, este año se ha enfrentado a cuentas menguadas hasta los 40.000, lo que, en crudo, hace inviable su sostenimiento. Tan drástica reducción se debe, esencialmente, a que tanto la Junta de Andalucía como la Diputación han eliminado la inversión de directa de 18.000 euros cada una que aportaron el año pasado. Los 40.000 euros resultan así de la suma de los 26.000 euros que pagarán los libreros por los expositores más los 14.000 que invertirá el Ayuntamiento (6.000 menos que el año pasado). Pero, tal y como detalló ayer el presidente de la Asociación de Libreros de Málaga, Rafael Hervías (que debuta al frente de la Feria del Libro en esta nueva edición, después de varios años como responsable de la librería marbellí De Libros), el presupuesto mínimo para sacar la feria adelante es de 47.000 euros. Finalmente, e in extremis, la edición se celebrará después de que el Ayuntamiento haya aceptado hacerse cargo de la seguridad (con un coste de unos 5.000 euros) y de que la Junta, a través del Centro Andaluz de las Letras, haya asumido los gastos de las actividades de dinamización en la biblioteca y la ludoteca, con un gasto de unos 2.000 euros.

En cuanto a las participaciones indirectas, la Diputación se hará cargo de la instalación del aire acondicionado en las salas destinadas a presentaciones y talleres y de toda la cartelería a través del Cedma; la Junta de Andalucía, de nuevo a través del Centro Andaluz de las Letras, hará lo propio con su programación de actos y encuentros con autores (fuentes de la misma recuerdan que su modo de participación en las ferias del libro andaluzas se concreta siempre de este modo y nunca a través de infraestructuras, ya que, en teoría, esta competencia corresponde a los ayuntamientos); y el Consistorio se encargará del suministro de luz y la cesión del suelo, además de su programación propia a través del Instituto Municipal del Libro. Estas ayudas resultan fundamentales para que el certamen se lleve a cabo con todas las garantías, pero, según explicó Hervías, si bien los 47.000 euros de presupuesto son suficientes para la luz verde, todo apunta a que la próxima edición se celebrará sin caseta de información, sin azafatas y sin megafonía. La austeridad es aquí, por tanto, sinónimo de supervivencia. Pura y dura.

Otro aspecto destacable es el de la participación de los libreros, notablemente reducida cada año, que en junio será hasta un 25% inferior respecto a 2011, con 28 casetas confirmadas. Hervías comentó al respecto que esta tendencia es perfectamente comprensible "porque entre lo que cuesta el alquiler de la caseta y las pérdidas en el volumen de ventas, uno ya no va a la Feria del Libro a hacer negocio. Como mucho, lo hace motivado por contribuir al fomento de la lectura, pero cruzando los dedos para no perder dinero". El director de la librería Luces (que este año, al igual que en las últimas convocatorias, no estará presente en la feria), José Antonio Ruiz, apuntó que el problema no es sólo la rentabilidad, "sino un modelo en cuanto a emplazamiento y fechas que ha demostrado llevar mucho tiempo caduco". Ruiz también criticó una excesiva mediación política en la Feria, aunque lo cierto es que la Junta de Andalucía también viene reclamando desde hace años el traslado de la Feria a la calle Larios y la Plaza de la Constitución, de manera que pueda compartir escaparate con otros grandes eventos como el Festival de Cine. Respecto a un posible cambio de fechas, Rafael Hervías recordó que entre los libreros cunden dos opiniones: "Algunos consideran que la coincidencia con la Feria del Libro de Madrid es beneficiosa porque ésta arrastra una mayor presencia mediática, pero otros creen que es perjudicial porque impide que lleguen a Málaga autores de prestigio". Hervías opina que la presencia de escritores muy reconocidos es ante todo una cuestión económica, pero todos los factores deben ser tenidos en cuenta.

Lo cierto es que la Asociación de Libreros planteó un adelanto de la nueva edición a comienzos de mayo que el Ayuntamiento desestimó por la excesiva proximidad al Festival de Cine. También parecía confirmado el traslado a la recién reformada Plaza de la Merced, pero el Ayuntamiento, finalmente, desechó esta posibilidad por cuestiones derivadas de la disponibilidad del suelo. De cualquier forma, Hervías indicó que durante la feria se constituirá una asociación nacida específicamente para su organización, con el fin de garantizar la celebración de próximas ediciones mediante la búsqueda de nuevos canales de financiación, desde ayudas de la Unión Europea hasta patrocinios. ¿Merecerá la pena? Seguro que sí. Ahora toca pensar qué Feria del Libro merece Málaga.

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