Cultura

‘La Repompa’ por tangos

  • Hoy se cumplen 50 años de la temprana muerte de una malagueña ilustre, precursora de un estilo de cante del que bebieron Camarón y Enrique Morente · La Diputación le rinde el próximo día 20 un homenaje

Fue precoz en su arte, tuvo una corta vida y un largo recuerdo. El trinomio que forja una leyenda tiene en La Repompa de Málaga un claro exponente. Hoy se cumplen 50 años del fallecimiento de una cantaora ilustre, precursora de un estilo de tangos –que algunos adjudican originalmente a otra cantaora malagueña, La Pirula– popularizados con su nombre. La Diputación de Málaga rendirá el próximo 20 de mayo un sentido homenaje en su memoria con un espectáculo protagonizado por su familia y la proyección de un documental sobre su vida.

La voz de Enriqueta de la Santísima Trinidad de Los Reyes Porras se apagó prematuramente el 6 de mayo de 1959 a los 21 años, víctima de una fulminante peritonitis. Gitana, nacida en calle de La Puente de El Perchel, de muy pequeña ya mostró su devoción por el cante escapándose de casa para ir a cantar por las tabernas y bodegones de El Perchel y La Trinidad. Poco después formó parte del cuadro de Los Vargas que impulsara el guitarrista Niño de Almería junto a otros artistas locales como La Cañeta de Málaga o Pepito Vargas. 

Pastora Imperio la escuchó cantar en el desaparecido tablao El Refugio, se fijó en sus cualidades y no tardó en llevársela a los madriles. De allí saltó a tablaos y salas de fiestas de San Sebastián, Palamós  (Gerona) y Sevilla donde actuó durante temporadas.

Como su vida, su producción discográfica fue escasa y se acompañó del guitarrista a Paco Aguilera. Durante su fugaz gloria artística como cantaora coincidió con artistas de la talla de Porrina de Badajoz, Farruco, La Paquera o la propia Pastora Imperio.

Su personal estilo en los tangos permaneció en el oído de muchas primeras figuras del género como Camarón o Enrique Morente.

En 1959 quisieron llevar a La Repompa a El Pardo para actuar ante Franco pero, al encontrarse la malagueña enferma no pudo asistir. Se trasladó a Málaga, y a los ochos días de estar en cama empeoró notablemente para fallecer el 6 de mayo, en plena cúspide de su carrera. Quienes la conocieron recuerdan el solemne funeral que se le dedicó. El cortejo fúnebre salió de El Perchel, atravesó La Alameda, calle Larios y mecieron el ataúd en la puerta del bar El Pimpi. Luego subió por calle La Victoria para ser enterrada en el cementerio de San Miguel.

Tras su fallecimiento, su hermana Rafaela Reyes recogió el testigo de su cante y hoy día sigue en activo interpretando un legado flamenco que asegura para el futuro su hija Amparo Heredia. Esta parte de la familia vive entre Málaga y Granada tras haber regresado de una larga estancia de muchos años en Nueva York y Miami donde también popularizaron su raíz malagueña.

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