Precoz, inteligente y con un talento que aún sorprende a propios y extraños. Rocío Molina (Málaga, 1984) convence en cada una de sus propuestas con el aplomo que sólo tienen las grandes damas del flamenco. Su última seducción se llama Cuando las piedras vuelen, una nueva apuesta escénica que lleva el sello indeleble de la elegancia y la poesía hechas baile. El pasado fin de semana la malagueña estrenó este nuevo espectáculo en los Teatro del Canal, en Madrid. Su puesta de largo en tierras andaluzas será el próximo mes de septiembre en la Bienal de Sevilla.

"Al verla bailar hay un momento que crees no entender lo que sucede, cuando en realidad lo que sucede es que comienzas a comprender: comprender aquello para lo que no existen palabras", explica Carlos Marqueríe, encargado de la escenografía del espectáculo. El cante de Rosario Guerrero, La Tremendita y Gema Caballero, las palmas de Vanessa Coloma y Laura González y las guitarras de Paco Cruz y Juan Antonio Suárez Cano acompañan a Rocío en este viaje "poético" con las aves como metáfora "de la libertad enjaulada, detalla su autora.

Después de un año girando con Oro viejo, -estrenado el pasado año en el Auditorio de la Diputación de Málaga- la artista se ha centrado ahora en Cuando las piedras vuelen, fruto de un encargo del Teatro de La Laboral de Gijón donde la bailaora estuvo residiendo como artista invitada durante un mes con idea de crear para la ciudad un nuevo montaje, que presentó allí el pasado octubre.

Los sones del garrotín, los tangos, el mirabrás y "un estudio sobre el folclore español" envuelven este proyecto con el que Molina viajará a Francia el próximo año. A pesar de su juventud, esta bailaora iconoclasta ha recibido ya el Premio de la Prensa Mario Maya al Baile (2008), el Premio Giraldillo a la Mejor Coreografía (2008) y el Premio de la Cátedra de Flamencología de Jerez por Oro viejo (2009), entre otros galardones.

Por si fuera poco, el respetado coreógrafo ruso Mijail Baryshnikov acudió el pasado mes de febrero al New York City Center a disfrutar del Oro viejo de la malagueña y acabó literalmente rendido a sus pies. El veterano bailarín descubrió su talento previamente en París durante la representación del espectáculo Mujeres que Molina protagonizó junto a Belén Maya y Merche Esmeralda. Tan buena impresión le causó la malagueña que Baryshnikov le pidió trabajar con él en uno de sus próximos proyectos.

Después de un intenso comienzo de año y aún con la resaca del estreno en los Teatros del Canal, la creadora confesaba ayer que "necesitaba descansar" para poder seguir narrando sobre las tablas las razones para soñar con Cuando las piedras vuelen.