Música Un nombre clave de la creación contemporánea en Europa

Rodrigo Leao: tan lejos, tan cerca

  • El compositor portugués, fundador de Sétima Legiao y Madredeus y admirado por Ryuichi Sakamoto y Beth Gibbons, presenta mañana su nuevo disco, 'A mae', en un Teatro Echegaray con todas las entradas vendidas

Por un momento, Rodrigo Leao (Lisboa, 1964) parece ponerse serio al otro lado del teléfono: "Es necesario un intercambio cultural más fuerte entre España y Portugal. Estamos demasiado cerca y a la vez estamos demasiado lejos". Su caso es un ejemplo bastante concluyente, por mucho que Pedro Almodóvar se cuente entre su legión de fans junto a próceres como Ryuichi Sakamoto y Beth Gibbons, de Portishead. Por eso, a la vez, se alegra al conocer que su concierto programado para mañana viernes en el Teatro Echegaray ha agotado todas las entradas del pequeño aforo. Leao, uno de los referentes de la música contemporánea europea, heredero de la misma tradición que parió a Michael Nyman y Win Mertens pero considerablemente más hábil a la hora de añadir registros populares, presentará en Málaga su último disco, A mae, junto al Cinema Ensemble, un octeto que viene trabajando de forma estable con el portugués desde su álbum Cinema (2004).

Leao ha sido precoz para casi todo: con sólo 18 años fundó su primer grupo, Sétima Legiao, germen de lo que sólo tres años después sería Madredeus, la formación que más y mejor ha ejercido de embajadora de la música portuguesa en el mundo en las últimas tres décadas. Ya en los 90, sin embargo, decidió desvincularse y comenzar su carrera en solitario para profundizar en los sonidos instrumentales. Curiosamente, A mae, conformado en gran parte por canciones interpretadas por Ana Vieira en varios idiomas, es su obra más vocal. Leao lo define como un "cuaderno de viajes", ya que fue compuesto entre Goa, Nueva York, España, Italia y Lisboa: "Los viajes son fuentes de inspiración para hacer música. Lo bueno de la tecnología es que ahora puedo ir a todas partes con un teclado y un ordenador, y aprovechar así al máximo esos momentos de inspiración". También es A mae su álbum más intimista y confesional, ya que está dedicado a su madre, fallecida hace un año: "Es un trabajo melancólico, pero no triste. Transmite cierta tranquilidad. Es muy filosófico, eso sí". Y también A mae se precia de ser el disco en que la otra madre de Leao, Portugal, ha ganado más protagonismo. La lengua portuguesa es la más empleada en esta Babel musical, pero el compositor se muestra cauto a la hora de valorar una posible influencia musical: "Mi relación con Portugal en este sentido es abstracta. No descarto que el fado haya influido en algunos momentos de mi carrera, pero creo que las verdaderas aportaciones de Portugal a mi música se encuentran en el paisaje y la saudade".

En ese abanico de influencias, Leao reconoce que en sus primeros años le costaba apartarse del paraguas minimalista de Michael Nyman y Philip Glass, aunque hoy se deja conquistar por los aleteos del tango, el pop y la música clásica. "No siento la necesidad de catalogar la música que hago, ni creo que haga falta una palabra para definirla. Imagino que mi obra puede vincularse, en parte, a lo que en España se conoció como new age hace unos años, pero tampoco estoy seguro", afirma. Eso sí, conoce a fondo la música de su país y habla de sus mayores logros con cierto orgullo: "La música portuguesa que más se conoce en el mundo es el fado. Pero hay mucho más. Tenemos grupos de pop como The Gift, que está desarrollando una carrera muy interesante. También existe un movimiento muy importante en torno a la world music, con artistas y formaciones realmente valiosas. Hay un circuito menos comercial, que goza de menos proyección, pero que contiene las propuestas que más atención merecen".

¿Y el problema de la piratería, cómo afecta a este panorama? "De manera muy parecida a como se da en España. La crisis discográfica va a peor y hasta ahora no se ha encontrado una solución. La lectura positiva es que los conciertos han ganado mucha más importancia para la música. Y confieso que, aunque al principio me consideraba un músico de estudio, ahora es más bien al revés: me gusta el directo, su espontaneidad, el contacto con el público y la posibilidad de modificar los arreglos". Mañana, Málaga tendrá ocasión de comprobarlo.

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