Cultura

Sincronía y virtuosismo frente al espejo

Ciclo de danza. Lugar: Teatro Echegaray. Fecha: 7 de octubre. Compañía: OtraDanza. Dirección y coreografía: Asun Noales. Bailarines: Fredo Belda, Carmela García, Kike Guerrero, Saray Huertas, Erick Jiménez y Conchín López. Música: Zoé Keating. Aforo: Unas 50 personas.

En la difícil tarea de volver la mirada atrás algunos salen airosos y, los menos, hasta recompensados. OtraDanza consigue ambas gestas. En la segunda jornada del ciclo de danza, el Teatro Echegaray se transformó en un gran retrovisor desde donde observar los pasos de Back, una propuesta sugerente, fresca y fiel reflejo de la mejor disciplina contemporánea europea. Seis bailarines sobre un escenario de claroscuros dispuestos a comunicarse con su propia anatomía. Un viaje hipnótico en el que dejar constancia de la fragilidad del cuerpo, entrever la del alma y, sobre todo, regalar al público buenas dosis de virtuosismo escénico.

A modo de canon, ellas y ellos hacían y deshacían el puzle del tiempo, ese inexorable reloj que todo lo puede y que somete a sus siervos a la más dura de las tiranías. OtraDanza demostró el jueves que la belleza es un buen antídoto. El difícil ejercicio de la sincronía, el casi imposible empeño de la perfección coreográfica irrumpieron por un hora en Málaga para deleite del medio centenar de espectadores, privilegiados testigos de semejante proeza. Espejos humanos, cóncavos y convexos con los que desafiar el orden y regresar a la complicada sencillez.

El talento de estos valencianos remiten a quien esto suscribe al que demostraron hace dos años en el auditorio del Picasso, -sí, también en Málaga- los bailarines de la italiana Spellbound Dance Company. Versatilidad, limpieza, simetría y un asombroso control del ritmo, fruto de una disciplina férrea, propia de la escuela valenciana, la misma de la que han bebido maestros del género como Nacho Duato o Sol Picó y, a partir de ahora, OtraDanza.

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