Cultura

Sobresaliente para el Weekend Beach

  • Más de 20.000 personas disfrutaron de una nueva jornada de este festival en Torre del Mar que tenía como grandes protagonistas a Skrillex, Izal, Second o Bebe

Apenas eran las ocho de la tarde y sus fans ya le esperaban frente al escenario. Con su nombre tatuado en cualquier parte y su símbolo como bandera, demostraban paciencia: aún quedaban seis horas para que el estadounidense Skrillex comenzara su actuación. Era el principal reclamo de esta tercera edición del Weekend Beach Festival y, sin duda, fue la razón por las que miles de personas han acudido a Torre del Mar. Pero hasta su llegada, la cuarta y última noche de la cita musical aún tenía mucho que ofrecer.

Es el Weekend Beach un festival de los que se agradece. Con ciertas comodidades y sin la necesidad de hacer colas interminables para pedir una cerveza, ir al baño o cenar. Cuestiones que, si bien desde fuera no parecen importantes, en un evento multitudinario como este pueden ser claves para el disfrute del personal. Obviamente también hay que programar un buen cartel, pero en ello son especialistas los promotores de la cita de Torre del Mar, que consiguen siempre una completa lista de nombres para, al menos, un par de generaciones. O incluso tres, si contamos las niñas y niños que acompañaban en las primeras horas a sus disfrutones padres.

En esas horas de, todavía, luz solar, aún quedaban muchas horas para la aparición del norteamericano ganador de seis Grammy. Pero, mientras tanto, sus fans pudieron disfrutar (o simplemente ver con paciencia) a un puñado de artistas que pasaron antes por el mismo escenario. Primero fueron Canteca de Macao y, más tarde, Bebe. De rojo intenso y zapatillas blancas impolutas, la extremeña comenzó seria para ir desatándose poco a poco mientras desgranaba temas de sus discos más recientes. Sólo en la recta final se quiso acordar de canciones como Ella, que la lanzaron al estrellato hace ya más de una década con aquel disco Pafuera telarañas.

A la misma hora, en el segundo escenario y, esta vez, de negro absoluto, los cinco miembros de Second hacían bailar desde su Rincón exquisito a un buen número de weekers. Antes, pudieron hacer lo propio con Nixon y, más tarde, se multiplicaron para saltar con Izal. Los madrileños repasaron buena parte de su disco Copacabana, sin olvidar los primeros temas de Magia & efectos especiales, los más aclamados por la audiencia. El nivel de público bajó un peldaño posteriormente con Sex Museum y Gamma Ray, que no pudieron hacer frente al nivel que comenzaba a crecer en el escenario principal.

De hecho, a esa hora, los fans de Skrillex ya se movían gracias a la inercia de los ritmos latinos de Sargento García, que se afanaba una y otra vez por motivar a un público que parecía en standby. "Habrá que subir de nivel para conseguirlo", decía el músico francés, que consiguió su objetivo gracias a clásicos como Amor Pa'mi, con el que finalizaba su corta pero exquisita actuación. Más tarde, Ky-Mani Marley, uno de los hijos del mítico músico jamaicano, comenzaba la verdadera fiesta junto a las ritmos de Gentleman. Marley dejó claro de dónde le viene su amor por el reggae y homenajeó a su padre tocando Is this love.

Y mientras los pacientes fans de Skrillex de las primeras filas empezaban a entonarse, otros miles hacían botellón a las afueras del recinto del Weekend Beach. Unas enormes olas se batían contra la costa mientras todos se preparaban para la llegada de Skrillex, quien saltó al escenario cerca de las dos de la mañana. La espera mereció la pena: es increíble cómo consiguen llenar el escenario artistas como él y la manera en que su música electrónica y dubstep consigue llegar tan directamente al público. Ahora sí, sus fans lo daban todo, pero también buena parte del festival: su actuación consiguió reunir a una inmensa mayoría de los 20.000 asistentes diarios al festival, que guardará para la historia las fotos del momento. A partir de ahí, la fiesta siguió hasta el amanecer en una noche más para el recuerdo musical del Weekend Beach, que se ha superado por tercer año consecutivo para acabar con un merecido sobresaliente.

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