Cultura

'Titanic' bajo la lona

EEUU, 2011, Drama, 120 min. Dirección: Francis Lawrence. Intérpretes: Robert Pattinson, Reese Witherspoon, Christoph Waltz. Cines: Málaga Nostrum, Rosaleda, Plaza mayor, Rincón de la Victoria, Miramar, El Ingenio, La Cañada y La Verónica.

Es un enigma por qué el circo ha sido escenario privilegiado, no para la aventura y el espectáculo, sino para los amores malditos preferentemente triangulares. En El circo está la frustrada historia de amor de Charlot y Merma, que prefería al funambulista Rex. En Garras humanas la bella Nanon se debate entre el tirador de cuchillos sin brazos y el forzudo Malabar. En Freaks el enano Hans está enamorado de la trapecista Cleopatra, quien a su vez lo está del forzudo Hércules. En Trapecio la relación triangular se establece entre Gina Lollobrigida, Burt Lancaster y Tony Curtis. En El mayor espectáculo del mundo Charlton Heston está enamorado de una trapecista, a su vez enamorada de un colega de las alturas. En El fabuloso mundo del circo John Wayne está enamorado de Rita Hayworth, casada con un trapecista de cuya muerte se culpará. Hasta en la reciente Balada triste de trompeta dos payasos luchan por el amor de una mujer.

Agua para elefantes repite con poca originalidad este esquema, en la variante de chico bueno (el joven, traumatizado y sensible veterinario) enamorado de una chica buena (la delicada amazona Marlena) casada con un bruto malvado (el propietario del circo). Francis Lawrence dirige la cosa, basada en un best seller, como si se tratara de un Titanic bajo la lona -también contado por quien al final de sus días rememora una pasión juvenil- que hiciera un guiño poético a Corazonada de Coppola, al Circo del Sol y a las figuritas de Lladró.

Reese Witherspoon y Robert Pattison son una improbable pareja romántica. Christoph Waltz es un improbable malo. Nadie tiene cara de ser quien es y de sentir lo que siente. Tal vez porque estén mal dirigidos. Tal vez porque no sean buenos actores. Tal vez por las dos cosas. Lo único bueno es la dirección artística del gran Jack Fish -colaborador de Terence Malick y de Paul Thomas Anderson- que recrea muy bien tanto el mundo del circo como los años de la Gran Depresión; y la dirección fotográfica de Rodrigo Prieto, cómplice de Curtis Hanson, González Iñárritu, Almodóvar y Ang Lee. Demasiada talla para tan poca (y cursilona) película.

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