Cultura

Toros impresentables para el Día del Turista

  • Se lidiaron toros de cuatro ganaderías que dieron muy mal juego · El Fandi y Hermoso de Mendoza cortaron una oreja cada uno y Conde se fue de vacío

Hay que hacer un tremendo esfuerzo para entrar en materia y utilizar conceptos habituales en la crónica taurina, porque lo que ayer vimos en Torremolinos es de difícil descripción según los términos al uso. Se celebraba en la localidad costera, el Día del Turista. Y eso, al cabo, es lo que resultó el festejo.

El cartel, en principio, prometía más de lo que el resultado final deparó. Pero es que cuando el elemento toro falla, difícilmente el rito alcanza las mínimas cotas exigibles. También cuentan los toreros, pero a partir del juego del toro, aunque en el haber de los diestros, ayer tarde hubo que apuntar poquísimas cosas.

La corrida fue una más de las muchas que se le ofrecen en la costa a nuestros visitantes, que se llevan de la Fiesta un concepto descafeinado que nada tiene que ver con su esencia.

Los dos toros de Castilblanco para rejones fueron dos auténticos becerros, que buscaron las tablas como defensa propiciando la tarde más deslucida que le hemos visto a Pablo Hermoso de Mendoza a lo largo de su brillante carrera profesional. Fijó la embestida del castiblanco en los medios con un tordo de salida y después de clavar una banderilla -jinete sobre un castaño- tuvo que recurrir al sesgo, porque el morito se había refugiado ya en las tablas. El resto de su labor no pasó de lo que se puede considerar un entrenamiento. En el cuarto, en vista de cómo iban las cosas, el jinete de Estella incluso perdió los papeles y se atrevió a pedirle música a la Banda. Intentos desesperados para llevar al toro pegado al estribo galopando a dos pistas, con el resultado final del toro rodando por el suelo. Luego, con las cortas, tuvo que hacerlo todo él y llegarle mucho intentando remediar lo irremediable.

Javier Conde se encontró con un primer becerrote, sin fuerza, con el que se simuló la suerte de picar, que no metía mal la cara y que se acabó pronto. Tanda de naturales que no dijeron nada y otra serie de medios pases sobre la mano derecha. El toro no transmitía y la faena no tuvo ligazón. El quinto pareció haberse ido arriba en banderillas y el diestro malagueño empezó con precauciones, para seguir despegado sobre las dos manos, frente a una res que en algunos momentos transmitió. Faena sin unidad e innecesariamente larga.

Banderilleó El Fandi al manso que salió en tercer lugar, pero esta vez sin la espectacularidad que le es habitual. No metía mal la cara el toro -de alguna forma habrá que llamarle- pero después de cada serie buscaba las tablas y la faena se quedó en el intento. Volvió a coger los palos en el que cerraba plaza y el mejor de los tres pares, fue el último entrando por dentro. Repitió con buen son el toro en el principio de la faena y El Fandi lo llevó con buena caligrafía, para bajar luego la calidad de la suerte sobre la mano derecha. Toro con fijeza pero sin transmisión y faena primero decidida y vulgar, y luego efectista.

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