Cultura

Tracey Emin se desnuda en el CAC

  • En su primera exposición en España, la provocadora artista inglesa resume en Málaga 20 años de trayectoria en 80 piezas autobiográficas entre instalaciones, pinturas, escritos, vídeos y fotografías

Provocadora, transgresora y honesta con su pasado. Tracey Emin (Londres, 1963) cabe en cualquiera de estos atributos y en otros muchos que la crítica le ha despachado en sus veinte años de trayectoria. Su obra vomita su vida y viceversa. El sexo, la familia, la infancia, el embarazo, los abortos y, sobre todo, el poso traumático construyen cada una de sus exposiciones. Ahora, en su primera visita a España, la artista llega a Málaga para desnudarse en dos décadas de creación. El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC) acoge hasta el 22 de febrero 80 piezas realizadas en los soportes más dispares: desde mensajes bordados sobre colchas, hasta pinturas, dibujos, escritos, fotografías, esculturas, películas y neones.

"Hay gente a quien no le gusta mi obra porque es estrecha de miras, poco comprensiva y no está conectada con mi alma", sentenció ayer Emin, en línea directa con esos críticos que reniegan de su estilo. "Creo que me odian", afirmó.

Una de las instalaciones que más polémica ha suscitado allí donde se ha visto es My Bed, expuesta en la Tate de Londres en 1999, sin dejar indiferente a nadie. En el epicentro de la sala, Emin coloca una cama deshecha con todo tipo de residuos, desde preservativos ensangrentados hasta ropa interior sucia. "Es sólo una cama, no creí que provocase tanta expectación", comenta la autora. Para su asombro, en la presentación en Japón el público se indignó más por la presencia de zapatillas sucias que por la de motivos sexuales; "en Nueva York no sorprendió tanto, ya habían visto de todo", y en Londres "se volvieron locos, la situación les descontroló", explica.

Tracey Emin es doctora honorífica del Royal College of Art de Londres, doctora en Letras (por la University of Kent) y en Filosofía (por la London Metropolitan University). Fue premio del jurado de la Bienal del Cairo 2001 y representó a Gran Bretaña en la Bienal de Venecia de 2007. Ante la duda, se posiciona y aclara que su arte no es fruto de la espontaneidad. "Estudié siete años, en el fondo me considero muy tradicional. Conozco los fundamentos del arte y creo luego mi propia visión", reitera.

El recorrido por su pasado obliga a detenerse en sus conocidas colchas de aplicaciones. Todas con una historia personal detrás. Hotel International describe en trozos de telas bordados su propio currrículo. La galería White Clube de Londres le pidió a la artista datos autobiográficos y ella optó por reproducir en tejidos el hotel que sus padres regentaban en Margaret donde se crió. En 1990 la artista sufrió un traumático aborto y destrozó a mazazos su obra, más de 200 piezas destruidas que ahora ha reconstruido para esta muestra en una serie de pequeños monotipos enmarcados en tela.

Cada creación de Emin lleva un inquietante título a cuestas. No es la forma en la que quiero morir da nombre a una gran instalación de metal reciclado y vigas de madera, a modo de montaña rusa, que la artista realizó en 2005. "Mi arte no es algo restringido. Me escriben soldados desde Irak, presos, gente que nunca antes se habían acercado al arte o a una exposición", advierte la autora.

Perteneciente a la generación de los Young British Artists de principios de los 90, su nombre es referente de la creación vanguardista en Gran Bretaña. Como le ocurre a Yoshitomo Nara en Japón, Tracey Emin es todo un icono para los británicos. "La gente hace cola para ver su estudio y no puede pasear por la calle sin que la paren a cada paso", recuerda Fernando Francés, director del CAC Málaga.

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