Cultura

Vargas Llosa: "Las ciudades sin arte ni literatura son más tristes y transitorias"

  • El Premio Nobel de Literatura regresó a Málaga para clausurar en el Rectorado el curso de la Universidad de Málaga 'La ciudad como arquetipo' en diálogo con Juan Manuel Bonet

El murmullo expectante recorre el salón de actos del Rectorado. Adultos, jóvenes de gafas inmaculadas llenan la sala. Está lleno. Tras once años desde su última visita a la Universidad de Málaga, el escritor peruano ganador del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa es quien finaliza la jornada de conferencias del Curso La ciudad como arquetipo. Literatura, historia y arte. Europa y América. El silencio casi se apodera de los presentes. El alcalde recorre el pasillo que lleva a la mesa de conferencias y, de repente, el reducido camino se convierte en una pasarela de flashes frenéticos.

El acto fue presentado por Guadalupe Fernández Ariza, catedrática de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Málaga, y contó con la complicidad en diálogo con el Nobel del ex director del Instituto Cervantes, Juan Manuel Bonet.

Yo veía el París real a través de los libros de Alejandro Dumas y Víctor Hugo"

"La literatura tiene el gran valor de que lo imaginado por un hombre llegue a ser parte de la memoria de los otros", introdujo Ariza entre un rumor incesante de las fotografías. "Hay ciudades profundamente literarias", expresó al hilo Vargas Llosa. En ese momento, aquellos conferenciantes se convirtieron en niños que recordaban con ternura aquellas historias que les hicieron soñar y viajar a mil ciudades.

"París y Buenos Aires son las dos ciudades más literarias", confesaba el autor de La fiesta del chivo. "Yo veía el París real a través de los libros de Alejandro Dumas y Víctor Hugo", suspiraba, "Y Lisboa... Sin Pessoa sería una ciudad más triste y transitoria, como lo son todas las ciudades sin arte y sin literatura".

París, lugar de encuentro de poetas y artistas, lo conformaban aquellos que vivían en sus calles. Las ciudades plasmadas en la literatura por aquellos artistas que reflejaron su historia entre sus personajes. "La ciudad de Alejandro Dumas es muy distinta pero no menos real ni menos viva que la ciudad misma que vemos", explicaba Mario Vargas Llosa. A su vez, Bonet evocaba su infancia en París y sus años "felicísimos" al frente del Instituto Cervantes en la capital francesa. Allí vivió al lado de donde residió Balzac.

Vargas Llosa, el mismo escritor que tantos mundos ha construido en los que la ficción y la realidad se disuelven, confesaba que al estar en la capital francesa "no podía diferenciar el mito literario". Veía todas las calles en las que había estado antes, entre libros. Se podría decir que tuvo un déjà-vu lector. Sin embargo, la imagen de las ciudades en la literatura "no siempre es atractiva, puede ser feroz". Y es que "escribir libros sobre París es un deporte parisino", como dijo Bonet. Es un género en sí mismo.

La versión de Madrid de Azorín, la de Rubén Darío sobre Nicaragua llena de nostalgia, la percepción de James Joyce sobre Dublín. La tristeza de Barcelona de Zafón. Sin pretenderlo, los autores dejan un poco de sí mismos en aquellas ciudades. El escritor relató su infancia teñida de soledad en Lima. "No sé qué imagen doy de Lima", suspiraba, "si castigada o más objetiva con el paso de los años". Como decía el poeta francés Baudelaire, "la forma de una ciudad va cambiando más que el corazón de un hombre".

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