Cultura

Vargas Llosa asocia el nacionalismo con las "carnicerías" de la Historia

  • El escritor peruano leyó ayer en la Academia Sueca el discurso de recepción del Premio Nobel · Destacó el poder de la literatura para alertar contra toda "opresión"

Mario Vargas Llosa hizo ayer en su discurso de recepción del Premio Nobel, un elogio de la lectura, "la cosa más importante" que le ha sucedido, y de la literatura, convencido de que inventamos las ficciones para poder vivir "de alguna manera" las muchas vidas que "quisiéramos tener". Vargas Llosa, en su discurso de aceptación, el acto más importante de la "semana Nobel" junto a la entrega, el próximo viernes, del galardón, destacó que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión.

El escritor peruano aseguró que, sin las ficciones, el hombre sería menos consciente de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible, y del infierno en que ésta se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión.

En su discurso, titulado Elogio de la lectura y la ficción, Vargas Llosa rindió homenaje a su madre y a sus maestros, entre quienes citó a Flaubert, Faulkner, Cervantes, Dickens, Tolstoi o Thomas Mann. El autor de Pantaleón y las visitadoras criticó asimismo al nacionalismo, "que ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia".

En esta misma línea, Vargas Llosa subrayó que las patrias "no son las banderas ni los himnos, sino un puñado de personas y lugares que pueblan nuestros recuerdos". "Ojalá que los nacionalismos, plaga incurable del mundo moderno y también en España, no estropeen esta historia feliz".

El escritor reconoció que "detesta" toda forma de "nacionalismo, ideología -o, más bien, religión- provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo, en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento".

En el transcurso de la conferencia, Vargas Llosa recordó "con fulgor" los cinco años que vivió en Barcelona, cuando el régimen franquista estaba todavía vigente aunque ya era un "fósil en hilachas" incapaz de conservar el control sobre la cultura. En esa época, ha dicho, había una gran cantidad de pintores, escritores y artista procedentes de países latinoamericanos que se instalaron en la ciudad. Afirmó además que ninguna ciudad aprovechó mejor que Barcelona ese comienzo de apertura ni vivió una "efervescencia semejante en todos los campos de las ideas y la creación".

El Nobel recordó con emotividad aquellos "años inolvidables" de compañerismo y prolífico trabajo intelectual". Comparó Barcelona con París rememorando lo "cosmopolitas y universales" que eran ambas ciudades y el ambiente estimulante que se respiraba. Además, no quiso olvidar al autor de Tirant lo Blanc, Joanot Martorell, cuando citó a sus principales influencias: Dickens, Balzac, Tolstoi y Cervantes, entre otros.

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