Cultura

El año que vivimos peligrosamente

VV. AA. ECC. 328 páginas. 25,50 euros.

La recopilación en tomo del ambicioso experimento editorial titulado 52 llega a su fin con este cuarto volumen, que reúne los números 40 a 52 de la cabecera homónima, todos con fecha de publicación original de 2007. Como ya sabrá el lector, 52 narró un año completo de la vida de los superhéroes de DC en tiempo real, o más concretamente a razón de un tebeo semanal durante las 52 semanas que tiene un año. El Macguffin del asunto fue la ausencia de la tríada de actores principales -Superman, Batman y Wonder Woman-, a partir de la cual se orquesta esta interesante exploración de personajes y lugares menos conocidos de un universo de ficción cuyo rico patrimonio tiene ya siete décadas y media de vida.

Para mantener el ritmo y la coherencia de 52 fue necesario el concurso de hasta cuatro guionistas, tan experimentados y solventes como Geoff Johns, Grant Morrison, Greg Rucka y Mark Waid, que firmaron aquí una verdadera carta de amor a DC, abocetada de principio a fin por el veterano Keith Giffen. Los bosquejos de Giffen, garantes del ritmo sobrio y constante de toda la obra, fueron terminados por una pléyade de dibujantes, entre ellos Eddy Barrows, Joe Bennet, Dan Jurgens, Justiniano, Darick Robertson y otros muchos. El cuarto volumen de 52 tiene una alta carga emocional, como corresponde al clímax de una historia original y fascinante, en la que impera la sorpresa y la libertad creativa. Esta es una de las ventajas de no trabajar con los grandes iconos sino con personajes secundarios -eso sí, del calibre de Question, Booster Gold, Adam Strange, Dr. Fate o Black Adam-, que pueden moldearse y retorcerse sin tener que dar explicaciones, armar revuelo o pedir disculpas por los cambios en su statu quo.

Como en los tres volúmenes anteriores, la recopilación de ECC se completa con numerosas páginas de material extra, como bocetos inéditos, trozos de guion y comentarios realizados ex profeso por los autores de 52. Una gozada que permite descubrir o redescubrir uno de los tebeos más singulares de la historia reciente del género.

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