Ciclo de danza. Lugar: Teatro Echegaray. Fecha: 8 de octubre. Compañía: Teresa Nieto. Interpretés: Sara Cano, Jesús Caramés, Daniel Doña, Vanessa Medina y Teresa Nieto. Música: Joaquín Turina, Enrique Granados, Joaquín Rodrigo y Nicolo Paganini. Música original: Héctor González. Aforo: Unas 150 personas.

Cuando se trata de relatar la fragilidad del corazón, Teresa Nieto se erige en narradora de excepción. Suyo es el territorio de los sentimientos, los miedos, las rupturas y el dolor llevado al paroxismo. En Ni palante ni patrás ya dio buena cuenta de lo que significa pasar página. El pasado viernes sobre las tablas del Echegaray volvió a hablar, esta vez con La Mirada, un apasionado episodio de vouyerismo impregnado de la fragancia que Nieto acostumbra a dejar en cada uno de sus espectáculos. Porque una novia en el altar no lo es hasta que otros ojos la observan. Ni un desengaño lo es tanto hasta que alguien, de repente, vuelve la cabeza.

Dos parejas enfrentadas a sus dudas se quitan aquí la máscara para dejar que la danza sea ese libro abierto donde todo se acaba sabiendo. Con una impecable puesta en escena, el rojo y el negro, el blanco nupcial y la piel como película protectora bailan la danza del desengaño entre partituras de Turina, Granados, Rodrigo y Paganini. Y detrás de la persiana, otros ojos persiguen la ceremonia, a la espera de que se desvele la verdad.

Ni contigo ni sin tí -cuentan sus manos-, y porque quien bien te quiere te hará sufrir -narran sus torsos-, La mirada que propone Teresa Nieto no se salva de la condena que amenaza a todo enamorado. Algún día te dejará de querer y sufrirás, le confiesan sus ojos. El matrimonio es algo más que un compromiso, le susurra a lo lejos , mientras el sudor y las lágrimas de los contrayentes forman ese charco invisible que todos ven.

Suyo es también el merecido Premio Nacional de Danza, y suyos los aplausos finales de un espectador conmovido con la fuerza de su mensaje: uno sólo conserva lo que no amarra.