Cultura

La cámara es el arma y el flash la bala

  • La primera promoción de la escuela de cine de los campamentos de refugiados ha rodado 'Patria dividida'

El cine sólo tiene un lenguaje y no se puede cambiar. Desde esta premisa nació Patria dividida, el primer largometraje en la historia del pueblo saharaui, hecho y dirigido por saharauis, y que pretende demostrar que a través de la imagen se puede enseñar más que con las palabras.

Esta película es el resultado de la Escuela de Formación Audiovisual (EFA) Abidin Kaid Saleh, cuya idea partió de José Taboada, Ahmed Mohamed Fadel El Rubio y el actor Javier Bardem y que se creó con el objetivo de formar a jóvenes saharauis en todo el proceso de producción de una película, desde el guion hasta la fotografía, montaje, edición, actores... en los mismos campamentos de refugiados.

De hecho, la escuela está instalada en el campamento 27 de Febrero, en Tinduf, donde el cineasta Roberto Lázaro coordinó la construcción del edificio, así como la dotación e instalación del equipo técnico, en su mayoría fruto de las donaciones propias y ajenas. Con esta participación desinteresada y la colaboración de la Coordinadora Estatal de Asociaciones de Solidaridad con el Sahara (CEAS Sahara) echó a andar la escuela.

Este mes de junio sale su tercera promoción de estudiantes, mientras que la primera lo hizo en 2011 y creó el sitio web Cineastas en el Refugio, donde se pueden ver sus trabajos y conocer las últimas noticias. A aquel primer grupo de jóvenes saharauis que terminó su formación cinematográfica pertenece Ahmed Bachir Ehmudii, que ha estado recientemente en Granada participando en el montaje y la traducción del árabe al español de dos documentales, uno sobre los territorios ocupados y otro sobre las minas antipersona "en el muro de la vergüenza que nos impiden ir a ver a nuestros parientes al otro lado".

Patria dividida es el primer largometraje "hecho y dirigido por saharauis" y, una vez finalizado "todo el pueblo está encantado" porque, "aunque contiene muchos errores, hemos pasado mucho sufrimiento" para conseguir terminarlo, explica Ehmudii, ya que tenían que empezar a rodar muy temprano porque en la zona la temperatura llegaba a los 50 grados y hasta les faltaban los alimentos para pasar el día de rodaje.

"No hay nadie que sepa mejor que uno mismo su propia historia y su propia realidad", relata. Por eso, lo que el equipo de la película -formado por 18 personas más los actores- quería conseguir es "poder comunicar al mundo a través del cine que existe un pueblo exiliado más de 40 años y al que la ONU nunca ha hecho caso". En su opinión, la ONU "se olvida de su propio trabajo, que es defender los derechos humanos, porque nunca se ha puesto en nuestro lugar". Al principio hubo lucha, relata, pero ahora las personas que viven en los campamentos de Tinduf, en territorio Argelino, lo hacen en "el desierto del desierto" y les hace falta todo: agua, comida, medicinas... Reconoce que los más pequeños tienen suerte de que exista el programa Vacaciones en Paz, "la única forma de tener un poco de infancia".

Ahmed Bachir tiene 26 años, y en ese tiempo "no he vivido más que sufrimiento. Yo nací refugiado y no me gustaría morir refugiado", sentencia. Y añade que, pese a haber nacido en las condiciones en las que lo hizo, ha podido estudiar cine "con mi propia gente", por lo que ahora planea "poder enseñar la causa saharaui y luchar por mi pueblo, pero sin armas, porque mi estilo no son las armas, sino la cámara y el flash es mi bala".

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