Cultura

Un cante de ida sin vuelta

  • Salvador Pendón revisa en 'Blanco sobre negro' lo que dio de sí el flamenco en Málaga durante la Bienal que él mismo fundó, sin evitar la autocrítica

Salvador Pendón (El Borge, 1954) es maestro de Primaria en Ardales, el municipio en el que reside desde hace más de treinta años. Pero también fue el presidente de la Diputación provincial bajo cuyo mandato la misma institución puso en marcha un proyecto cultural que ganó una más que notable atención aunque, tal vez, no tanta comprensión: la Bienal Málaga en Flamenco. Si más de uno tenía la impresión de que no llegó a contarse todo lo relativo a este episodio, el mismo Pendón toma la iniciativa con Blanco sobre negro. Crónica del flamenco en Málaga (2005-2011), el libro que ha escrito y publicado con la colaboración de Unicaja y que presentó ayer en la Sala María Cristina, ante una nutrida representación del universo flamenco más próximo. El autor, que ya dedicó una biografía al fiestero Paco Maroto, y que cuenta con una obra poética vinculada igualmente al flamenco, revisa todo lo que el género dio de sí en Málaga durante el citado plazo con buena parte de la mirada puesta, inevitablemente, en la Bienal que él mismo fundó. El título de la obra, tan periodístico, apunta a una intención clarificadora, y el mismo Pendón lo confirmó ayer a Málaga Hoy: "He intentado hacer una crónica lo más aséptica posible, por razones obvias. Fui protagonista directo, así el trabajo interpretativo se lo dejo a otros". De hecho, Pendón incluye abundantes artículos y críticas de la prensa malagueña de estos años con las que construye este discurso más analítico en boca de otros, pero ayer apuntó algunas claves más o menos particulares. Las primeras, en clave positiva: "Creo que la Bienal propició un periodo fértil para el flamenco en Málaga y de Málaga. Apostamos por un enfoque tanto cultural como socioeconómico, y se lograron algunas cosas importantes. Por ejemplo, en un mundo donde reinaba la economía sumergida, organizamos un ciclo con artistas locales llamado De aquí mismo donde se formalizaron contratos de manera escrupulosa con todos los que participaron. Esto, que puede parecer una obviedad, no era habitual en Málaga, donde lo raro era que un cantaor cotizara por su trabajo".

En una orilla distinta, Pendón admite que llegó a echar de menos una respuesta más clara "y más cálida" de la ciudadanía, "aunque ya sabíamos que el flamenco no es un fenómeno de masas. Asumimos una tarea que requería enormes dosis de paciencia y mucho tiempo, y sentamos algunas bases, especialmente a la hora de demostrar que en Málaga había un talento flamenco que merecía ser promocionado". Eso sí, Pendón no evita la autocrítica: "Hicimos una primera edición en 2005 muy importante, en la que logramos implicar a todo el mundo. Fue una especie de eclosión. Después, sin embargo, no supimos mantener este nivel de implicación de la sociedad. Entendíamos que había en Málaga una afición que demandaba algo así, pero no fuimos capaces de ir más allá y ampliar esa afición". Otros elementos que Salvador Pendón echó de menos durante Málaga en flamenco fue una actitud distinta en buena parte de los artistas locales, una cuestión que refleja en su libro: "Ofrecimos una plataforma de lanzamiento que algunos no supieron aprovechar. Muchos no entendieron que había que presentar proyectos con ambición y con innovación, no contentarse con meros recitales de cante y baile sino ofrecer al público producciones distintas y atractivas. Tuvieron la oportunidad de hacerlo pero no lo vieron, no supieron cómo. Esto, la verdad, todavía genera en mí cierta frustración".

En cuanto al presente, la lectura de Pendón no es precisamente optimista: "El guitarrista de Estepona Paco Javier Jimeno acaba de grabar un disco que ha producido él mismo y que en mi opinión es fabuloso. Está buscando conciertos, algún sitio donde presentarlo, y no encuentra nada. En el sector privado, hay una falta de cultura empresarial notable. Está demostrado que en la capital un tablao nocturno no es viable, pero con todo el turismo de cruceros se está perdiendo la oportunidad de poner en marcha una oferta distinta. Ha habido algunos intentos, pero no ha salido nada. Y en cuanto a lo público, también en la capital, resulta difícil entender que el Ayuntamiento de Málaga no tenga una programación flamenca, un festival ambicioso, distinto del de la Feria. Que haya grandes festivales flamencos en Pamplona y Bilbao y no lo haya en Málaga suena cuanto menos raro". Eso sí, Pendón valora que la Diputación mantenga su programación bianual de flamenco "ajustada a las condiciones económicas. Esto nos permite albergar la esperanza de que cuando las condiciones sean distintas, la Bienal volverá a ser lo que fue".

Entre los momentos de Málaga en flamenco que recuerda con más cariño, Pendón destaca "el espectáculo Málaga, que abrió la primera edición en septiembre de 2005; y el concierto de Paco de Lucía en la Malagueta. Pero también el ciclo Flamenco y poesía: reunimos a gente como Enrique Morente, Fosforito, El Lebrijano y José Menese con Caballero Bonald, Francisco Brines y Luis García Montero. Fue una manera muy elegante de presentar el flamenco". Una manera que habita, por ahora, la memoria.

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