Cultura

El caribú muda la piel

  • En paralelo a su discografía bajo el nombre de Caribou, el canadiense Dan Snaith inicia ahora otra aventura con un nuevo alias, Daphni, y el álbum 'Jiaolong'

No es ésta la primera ocasión en la que Dan Snaith muda la piel. En activo desde comienzos de la pasada década, este canadiense afincado en Londres -donde, por cierto, se doctoró en Matemáticas- ya había registrado un par de esplendorosos álbumes bajo el nombre de Manitoba -Start Breaking My Heart (2001) y Up In Flames (2003)- antes de verse obligado a cambiar de firma como consecuencia de la demanda interpuesta por Richard Manitoba, cantante de The Dictadors, la banda neoyorquina de proto-punk.

Tampoco es la primera vez que nos sorprende con un cambio de registro. Versátil multinstrumentista, su apuesta inicial por la electrónica -mantenida ya con el nuevo alias en el sintético, ensoñador y colorista The Milk of Human Kindness (2005)- se reconfiguró en 2007 con el brillante Andorra, un álbum en el que el uso de las herramientas digitales perseguía ahora la elaboración de un nuevo pop psicodélico, aunque con el ojo y el oído puestos en la década de los 60. Un disco, a todo esto, defendido sobre las tablas con una banda al uso, con Snaith ejerciendo indistintamente de guitarrista, teclista y baterista, como pudimos comprobar (y disfrutar) en la correspondiente gira.

Incluso manteniendo el componente pop, Swim (2010) certificaba sin embargo un giro en los modos y objetivos, apuntando entonces hacia la pista de una discoteca marciana en la que electrónica volvía a hacerse visible, y cómo, en su recuperación del espacio.

Jiaolong, publicado a mediados del pasado mes de octubre con una nueva marca, Daphni -se entiende que paralela a la de Caribou, y no sustitutiva-, va todavía unos pasos más allá, apostando de forma categórica por esa nueva electrónica, experimental bajo una apariencia formal, casi siempre amparada en un impertérrito cuatro por cuatro, que absorbe voraz referencias del vasto espectro sonoro global de ayer y hoy -de las músicas tradicionales al dubstep, sin complejos-.

Cercano en su planteamiento a lo que mediante sus últimos títulos nos propone su amigo Kieran Hebden -junto a Four Tet ha girado además como singular pareja de DJ's-, Jiaolong, que toma el nombre del propio sello montado por Snaith -y que a su vez refiere a un dragón acuático de la mitología china-, recoge cortes de los discos en corto publicados como Daphni a partir de febrero del pasado 2011, a los que se suman pistas inéditas para conformar un trabajo duro, por momentos radical, inmisericorde, pero a la postre reconfortante y atractivo en su desprejuiciado despliegue imaginativo.

Valga como ejemplo, y no es el único, la narcótica remezcla de Nè Noya, ignoto y añejo hit local del músico de Togo Cos-Ber-Zam, que Snaith sumerge en líquido inflamable para provocar un fuego de bajos gruesos y bombos profundos. La misma sensación de riesgo que despiertan Ahora -con sus ecos tribales y sus disonancias melódicas a bordo de negras sin variación- o Jiao -algo así como Mulatu Astakte meets techno-, hipnóticas incursiones en el lado oscuro del ritmo que van perfilando un disco tan sólido como adictivo.

Pero si la nueva piel del caribú lo envuelve, y se siente cómodo, hará bien en rastrear los avisos de la muda, que no están sólo en esos maxis previos antes mencionados, sino también, y sobre todo, en las mixtapes que Caribou nos ha ido regalando durante los últimos años -varias de ellas en descarga libre desde su Soundcloud-, inequívocos certificados de su amplitud de miras, de su labor arqueológica y de una desbordante pasión por la música, la propia y la ajena, que descubre por igual la fascinación, y con increíbles hallazgos, en la música gnawa, el afrobeat, el rock o la pista de baile, entre tantos otros géneros y estilos que son y han sido.

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