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Una cartografía de la resistencia

  • El CAAC acoge la primera exposición individual en España de Angela Melitopoulos

  • Una de las cinco piezas, 'Crossings', realizada para la Documenta de Kassel, ha sido adquirida por el centro

Una cartografía de la resistencia

Una cartografía de la resistencia

"¿por qué estás aquí? Piensa. Piensa en el pasado". Para Angela Melitopoulos (Múnich, 1961), esa es la pregunta fundamental que debe responder el arte. O, al menos, el suyo. Compleja, densa y absolutamente esquiva a una visita apresurada, su obra se articula mediante textos teóricos, instalaciones sonoras y vídeo-ensayos de corte experimental que tienen, también, una honda veta documental. En parte por la historia de su familia -ella es alemana, pero con evidentes raíces griegas y una rama de sus antepasados padeció las convulsiones del histórico baile de fronteras entre Grecia y Turquía-, Melitopoulos ha dado forma durante su dilatada carrera a una suerte de "cartografía de la resistencia", dicho en palabras de Juan Antonio Álvarez Reyes, director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). En el espacio de la Cartuja se podrá ver hasta el 27 de enero del próximo año La Historia a menudo parece un cuento, primera exposición individual de la artista en España, donde anteriormente habían sido exhibidas algunas de sus obras en el marco de muestras colectivas en el Reina Sofía, el Macba y la Fundación Tàpies.

Comprendiendo la obviedad de que la Historia es una construcción nada inocente, Angela Melitopoulos decidió centrar su trabajo en las personas arrolladas o pisoteadas por las innumerables fuerzas, azarosas o no, que ponen en marcha esos grandes acontecimientos. Las minorías, los oprimidos, los relegados a las notas a pie de página y sobre todo las grandes masas de población condenadas a la emigración y los refugiados, protagonistas (del bando perdedor) de la Historia que en los últimos tiempos sucede ante nuestros ojos a diario, están muy presentes en las cinco obras que la artista presenta en Sevilla.

Una de ellas, Crossings (Travesías), realizada el año pasado para la Documenta de Kassel, ha sido adquirida por el CAAC y aborda precisamente los dramáticos movimientos migratorios causados por la guerra en Siria. "La sociedad actual vive una época de transformación. Muchas guerras, además, ya no se libran con armas. Y nosotros tenemos que decidir si estamos abiertos a esos cambios que de todos modos no tienen vuelta atrás, o si nos encerramos en nosotros mismos en nombre de una falsa idea de seguridad", explica Melitopoulos sobre "la idea central" de la pieza, una compleja instalación de cuatro pantallas y 16 canales de sonido que proponen algo parecido a una inmersión sensorial en los campos de refugiados que se habilitaron a lo largo de las fronteras de Grecia. Dado que la intención es no sólo mostrar la miseria de esos lugares y la inhumanidad con la que son tratadas esas personas, sino también "explorar las relaciones entre pasado y presente" y el modo en que "la plusvalía capitalista permite la expansión y la dominación de los territorios y las personas", la pieza ahonda asimsmo en la debacle de Grecia -en su condición de "epítome del estado crítico del capitalismo tardío"- y en antiguos episodios de esclavitud en la explotación de minas del país heleno.

Passing Drama(De paso por Drama, 1999), por su parte, nació de la convicción de la artista de que "tenemos que crear nuevas formas de narrar", pues "los formatos antiguos ya no alcanzan para contar" los complejos procesos de la sociedad contemporánea y, sobre todo, el tipo de angustia, incertidumbre y miedo predominantes en ella. La propuesta de Melitopoulos es esta obra que contiene una reflexión implícita sobre cómo la memoria oral colectiva, puntuada por dramas que parecen sucederse como leitmotivs de una misma partitura trágica, cristaliza de una forma determinada para transmitirse de generación en generación; y en la que por lo demás retumban muchos de los cataclismos del siglo XX, desde los genocidios hasta las migraciones masivas, a través del hilo de la historia de su propia familia.

En The Refrain (El ritornelo), de 2015, la artista viaja hasta las islas de Okinawa, en Japón, y Joju, en Corea del Sur, para -apoyada en las ideas sobre los procesos de transmisión cultural del ensayo Mil mesetas de Gilles Deleuze y Félix Guattari- observar las similitudes que se dieron en ambos lugares cuando, tras la Segunda Guerra Mundial, fueron ocupados por bases militares de Estados Unidos. Mención especial -por el escalofrío- merece su reconstrucción de la masacre de Joju, donde entre 1947 y 1949 fueron asesinados más de 30.000 isleños sospechosos de simpatizar con el comunismo por oponerse a la partición del país. Tanto en Okinawa como en Joju las canciones jugaron un papel fundamental tanto en las protestas contra los abusos militares como en la conservación de esas heridas en la memoria colectiva, y en este aspecto se detiene también el vídeo de la pieza.

Otras dos obras completan la muestra: Assemblages (Agenciamientos, 2010), una aproximación a Guattari compuesta de extractos de documentales, películas, entrevistas radiofónicas y conversaciones con personas que conocieron al filósofo; y Two Maps (Dos mapas, 2011), sobre el desastre nuclear de Fukushima. En estos trabajos, y en los otros tres, y en todos los que ha emprendido hasta la fecha, dice Melitopoulos, late, en el fondo, un recordatorio, una esperanza y un alegato: "La resistencia forma parte de la vida. Y no sólo tiene que ver con luchas que están lejos de nuestra casa. Es importante en nuestro día a día. Evitar la tentación de hacer una lectura fácil de los problemas que existen en nuestro propio entorno, por ejemplo, también es resistencia".

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