Música

Un caudal inagotable

  • Cuatro años después de sorprender con 'Ys', la californiana Joanna Newsom, indiscutible nueva diva del 'folk', riza el rizo con una apabullante triple entrega

Have One on Me. Joanna Newsom. Drag City. Avant-Folk. 3 LP / 3 CD

Vale, de acuerdo: la perspectiva de enfrentarse a Joanna Newsom a lo largo de un triple álbum (¡triple!) puede resultar, a priori, desalentadora para aquellos que, lejos de apreciar las virtudes de Ys (2006), huyeron despavoridos ante semejante despliegue de weird-folk fantástico (entendido el adjetivo en la segunda acepción de la RAE: Perteneciente o relativo a la fantasía).

Los otros, quienes sí disfrutamos, tenemos terreno ganado frente a este monumental Have One on Me; aunque quizás los primeros, vencidas las reticencias iniciales, también hicieran bien en catar lo mucho encerrado en este trabajo de dimensiones, en apariencia, inasibles y contenido inabarcable.

Menos rara, más terrenal y menos hermética -sin perder por ello un ápice de la magia que parece emanar de la joven californiana con cada susurro o pirueta vocal, con los puntillistas arpegios de su arpa-, la tercera entrega en largo de la Newsom, apenas vislumbrada en sus nuevas hechuras en el ya lejano 2007 con el epé Joanna Newsom & The Ys Street Band, perfila una desarmante apuesta, tan ambiciosa como resuelta.

Sus dieciocho canciones de largo recorrido -la media por corte supera los seis minutos y el conjunto sobrepasa las dos horas- apabullan, sí, por el imponente trabajo en los arreglos orquestales -cuerdas y vientos en un permanente ejercio de elegante contrapunto; robusto piano casi omnipresente-, pero ante todo por el inagotable caudal melódico que proponen y por esa dulzura que Joanna transmuta en algo que se antoja pura emoción.

Más tangible y carnal, desde luego, que cualquiera de sus antecesores pese a lo etéreo de ese versátil tono agudo, de resonancias infantiles, exhibido con maestría por la cantante -escarbe a la búsqueda de raíces en la subyugante simplicidad folk de la desnuda On a good day o, aún mejor, en el subyacente y arrollador pulso gospel de Good intentions paving company, uno de los momentos inapelables de este disco inagotable-, Have One on Me apunta formas de obra mayúscula, referencial. Y al margen de que el tiempo lo certifique, o no, nos quedan incontables escuchas para disfrutar de quien ya, sin duda, es una de las grandes, enormes voces del folk del siglo XXI.

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