A Pedro Alarcón bien se le pudo haber comparado con Alonso Quijano cuando decidió abrir Casa Sostoa hace un par de años. Pero su empeño quijotesco no le hacía ver gigantes ni agravios, sino arte por todas partes, así que decidió dedicar su domicilio a las musas, en el número 142 de Héroe de Sostoa, para que artistas, fotógrafos, arquitectos y creadores del más amplio cariz intervinieran en sus dependencias con ánimo estético y poético: si el arte puede cambiar el mundo, lo mejor es empezar por la casa de uno. Desde entonces, referentes como David Escalona, Emmanuel Lafont, Joaquín Peña-Toro, Antonio R. Montesinos, Laura Franco, Javier Calleja, Alejandro Martín Parra, Arturo Comas, María Dávila, Verónica Ruth Frías, y María Bueno han hecho de Casa Sostoa su casa, llenando sus diversas estancias de argumentos y motivos para mirar, compartir, ser y habitar(se) de otras tantas maneras. Alarcón importó para Málaga un modelo de gestión doméstica a lo do it yourself que contribuyó a hacer de la ciudad un territorio más amable; pero, además, el tiempo le ha dado la razón y Casa Sostoa se dispone a inaugurar su tercera temporada, con algunos mimbres ya conocidos aunque, del mismo modo, con incorporaciones y apuestas que revelan una intención de ir más allá. Sin esa intención, claro, el arte quedaría en poca cosa. Pero hay aquí una especial vocación por iluminar.

Un signo especial de los nuevos vientos que van a soplar en Casa Sostoa es la incorporación a su programa de las artes escénicas: el actor y director Alberto Cortés estrenará el próximo 4 de octubre un proyecto creado específicamente para la sede que se representará todos los fines de semana del mes próximo y en el que participan Elena Casanueva, Rebeca Carrera y Asun Ayllón. Aunque el propio Cortés no ha confirmado aún el título de la intervención, en la que la danza tendrá un protagonismo especial, todo apunta a que se llamará La última rave. El equipo lleva ya varios meses preparando este trabajo, con el que Alberto Cortés, uno de los valores más firmes de la escena malagueña en danza contemporánea y teatro (el pasado fin de semana cosechó un nuevo éxito en el Festival Costa Contemporánea, en la provincia de Almería, con Yo antes era mejor, una de sus últimas producciones), abre además puertas más que interesantes a la actividad dramática de la ciudad merced a una comunión cargada de razones. El mismo Alberto Cortés, antiguo fundador de la compañía Bajotierra y del festival de teatro independiente El Quirófano, es también artista plástico y a menudo afirma que desarrolla sus proyectos escénicos como tal. Su estancia en Casa Sostoa promete ser, por tanto, un episodio más que interesante en su trayectoria.

Además de la iniciativa de Alberto Cortés, Pedro Alarcón confirmó que en los próximos meses Casa Sostoa acogerá una suerte de cara a cara entre los artistas José Luis Puche y Jesús Zurita que "se complementará con un proyecto de intervención específica de Victoria Maldonado en el dormitorio de invitados de la casa", un proyecto aún sin título que a su vez fue seleccionado, junto a otro de Antonio Blázquez, a través de una convocatoria lanzada la temporada pasada. También está comprometida ya la exposición individual del nuevo curso, que firmará el equipo artístico formado por Alba Moreno y Eva Grau, quienes tomarán el relevo en este sentido de Alberto R. Montesinos y Javier Calleja, presentes en las dos temporadas anteriores. Pedro Alarcón entiende las muestras individuales como "una apuesta personal muy especial" por la que se invita a los artistas "a tomar la casa por completo y realizar una propuesta expositiva singular". Igualmente, hasta el próximo 30 de septiembre se mantiene abierta la convocatoria para artistas AHORA, que el propio mentor de Casa Sostoa define así: "Se trata del cauce más sencillo por el que los artistas pueden hacerme llegar en qué están trabajando en el momento presente. La intención es que se produzca el hallazgo; algo que remueva mis planteamientos iniciales".

Con todos los ingredientes del arte sobre la mesa, Casa Sostoa aspira así a ser la casa de todos los incautos que quieran darse por aludidos: si desde la Antigüedad los dioses habitan las casas de los hombres, nada como la liturgia doméstica para darles su sitio.