Sexto programa de la temporada de abono de la OF. Teatro Cervantes. Fecha: 29 de noviembre. Programa: 'Las criaturas de Prometeo (Obertura)', L.v. Beethoven; 'Concierto para violonchelo y orquesta en si menor, Op.104', A. Dvorák; 'Sinfonía nº 9 en Do mayor, D.944', F. Schubert. Director: Paul Goodwin. Solista: Tilman Mahrenholz (violonchelo). Aforo: Lleno.

El enérgico comienzo que el inglés Paul Goodwin imprimió a Las criaturas de Prometeo no tuvo continuidad en el resto de la obertura beethoveniana; correcta, pero en la que se pecó quizás de un exceso de contención y liviandad. Mayor enjundia tuvo el Concierto para violonchelo y orquesta de Dvoràk. La extensa introducción orquestal presentó el tema con gusto, lentitud y recreándose en el preciosismo melódico de la composición del músico checo; una senda que no abandonó durante toda la interpretación, con unos movimientos rápidos -especialmente el primero- sencillamente magníficos. La buena técnica de Tilman Mahrenholz auspició una digna interpretación; no obstante, y a pesar de que la orquesta mantuvo una respetuosa y equilibrada distancia, el concierto parecía desarrollarse en dos planos musicales distintos: uno, intimista y contenido por la parte solista (incluso algo desdibujado en el allegro), y otro, expresivo y colorista, que sobrevenía con cada entrada de los tutti. Dos lecturas divergentes que no guardaban correspondencia la una con la otra. Afortunadamente, ambos discursos fueron buscándose, para acabar convergiendo en el tercer movimiento, que mostró la verdadera medida y calidad de los intérpretes.

La desigual interpretación de la Sinfonía nº 9 en Do mayor de Schubert no dio de sí todo lo que se podía esperar, aunque fue ostensiblemente de menos a más. A la sonoridad un tanto plana e insípida en general de los primeros movimientos y algunos errores de ejecución de los metales le sucedieron unas cuerdas muy lúcidas en el scherzo y un fantástico finale. Mención aparte merece la sección de viento-madera, que viene mostrando un excelente nivel durante toda la temporada. Este concierto -y, en especial, esta Grande de Schubert- no fue una excepción.