Cultura

El director que nunca estuvo

  • Un miembro de la ejecutiva del PSOE de Málaga cobraba más de 2.000 euros mensuales como responsable del Centro Andaluz de Flamenco sin que él lo supiera. Jamás pisó el centro.

"¿Usted fue director del Centro Andaluz de Documentación del Flamenco?". "¿Qué? ¿Qué es eso? ¿Eso dónde está?" "En Jerez. Ha sido usted director varios años, aparece en el organigrama. Lo fue, ya no lo es". A la estupefacción con la que Luis Guerrero, miembro de la ejecutiva del PSOE de Málaga como secretario de Ideas y Formación, escuchaba la noticia le siguió su afirmación de que no tenía ni idea. En sus perfiles profesionales de internet tampoco hace mención a este cargo, con lo que debe ser cierto que nunca se supo director. Por supuesto, tampoco tienen ni idea en el Centro Andaluz de Flamenco. Nadie conoce a Luis Guerrero, no les suena ni el nombre, porque el que ha sido su director, sin saberlo, entre 2012 y 2015, jamás ha pasado por el Centro Andaluz de Flamenco, no sabe dónde se encuentra ni a qué se dedica y reconoce saber de flamenco lo justo. Lo suyo es la literatura. Durante el periodo que fue director del Centro Andaluz de Flamenco trabajó como asesor de la Consejería de Cultura y organizaba eventos en Málaga, que es donde vive, para el Centro Andaluz de las Letras. Así lo corroboran en el Centro Andaluz de las Letras. Pero ese no era su puesto, al menos administrativamente. "Pues si usted lo dice, pero yo le puedo asegurar que durante todo ese tiempo yo he realizado actividades como asesor para la Consejería de Cultura y con el Centro Andaluz de las Letras. Es un trabajo que la gente conoce en Málaga porque se han realizado muchas actividades", explica el sorprendido Guerrero.

Lo cierto es que este periodista malagueño que ahora cobra como diputado provincial de Málaga tras haberse presentado como concejal al municipio de Alhaurín figuraba en el organigrama directivo de la Junta en el puesto de la institución que se dedica a preservar el patrimonio flamenco de la región. En la actualidad, el Centro Andaluz de Flamenco carece de director, como pensaban en el CAF que ocurría desde que Olga de la Pascua, de la órbita de Bibiana Aído, abandonó el puesto en 2012.

Pero sí hubo un relevo. A nadie se le anunció, ni siquiera al interesado. No salió en la prensa, aunque sí en el buscador del BOJA y dejó su rastro en la web de la Junta. Ese rastro desapareció después de que se preguntara por el asunto en la Consejería. Hasta el pasado miércoles sólo había que juntar el nombre de Luis Guerrero con el del CAF en Google y, alehop, allí estaba el nombre del que fue el director que nunca dirigió.

Luis Guerrero cobraba los algo más de 2.000 euros asignados al director de este centro, en concepto de asesor, por la RPT (Relación de Puestos de Trabajo) de este organismo. Es posible que Guerrero no supiera en concepto de qué cobraba su nómina, ya que el Centro Andaluz de Flamenco no paga, sino que el empleador es directamente la Consejería de Cultura.

Guerrero fue nombrado director por el consejero Luciano Alonso, profesor de EGB, cacereño pero malagueño de adopción, cuando accedió a la Consejería de Cultura y Deporte, después de varios años al frente de Turismo, en 2012. Un año después asumió Educación, con la orden expresa de Susana Díaz de que buceara en las chapuzas de los cursos de Formación. De Alonso se dice en Sevilla que llevaba a sus fieles malagueños allá donde fuera. Cómo los colocara, al parecer, ya es otra cosa. A Guerrero le tocó esta estrambótica pirueta. Él insiste: "Le aseguro que a mí nadie me dijo nunca nada".

La Junta de Andalucía explotó con pericia que la UNESCO colocara al flamenco como Patrimonio de la Humanidad en 2010 gracias a un cuidadoso dossier preparado por el Insituto Andaluz de Flamenco y con la ayuda de los documentos del Centro Andaluz de Flamenco, que engarzó, principalmente, el periodista Francisco Perujo. Fue un trabajo brillante. Por entonces la dirección del CAF la ejercía Olga de la Pascua, colocada por la que había sido responsable de la Agencia Andaluza del Flamenco, Bibiana Aído, posteriormente ministra de Igualdad con Zapatero. De la Pascua, licenciada en Empresariales, realizó una buena labor de difusión y también de gestión al frente del CAF. En 2012 se desmanteló todo el equipo que había hecho posible el éxito ante la Unesco. Desde entonces este organismo, la catedral que atesora los grandes fondos históricos de un arte universal, parece vivir en el ostracismo administrativo. De hecho, Cultura considera que no es necesario ni que exista un director, por lo que el CAF funciona con el piloto automático y las buenas intenciones de los nueve trabajadores que tiene asignados.

La actual consejera, Rosa Aguilar, situó el flamenco como uno de los tres vértices de la que será su gestión y anunció que se dedicarían 425.000 euros al tejido profesional y al asociativo y que, sobre todo, prestaría una especial atención a las peñas. A partir de ahí, desglosó actuaciones en un amplísimo abanico de organismos, escenarios, agencias e institutos. Ni en una sola ocasión se refirió al Centro Andaluz de Flamenco, que pese a ser un organismo mixto -Ayuntamiento, Diputación y Junta- es Cultura quien se reserva la potestad de nombrar a su director.

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