Cultura

En efecto, es éste...

  • Su primer disco apuntaba maneras que luego el segundo confirmó · Quedaba lo mejor, un álbum redondo en el que Marina Gallardo encuentra lo que buscaba

Cuando en 2008 Marina Gallardo publicó Working to Speak, faltó tiempo para intentar encuadrarla en una presunta escena emergente de cantautoras folkies españolas, y no hace falta dar otros nombres, con el inglés como primera elección a la hora de fijar sus letras sobre el papel. Pero exceptuando el detalle idiomático, fácil y generalista, una escucha medianamente atenta del disco en cuestión servía para cuestionar, por arbitraria, esa apresurada calificación.

El ascendente folk estaba ahí, sí, enredado en los modos y medios de la portuense, pero también había algo más -y X Song era quizás el mejor ejemplo-, una voluntad de esquivar previsiones, de sacar los pies del tiesto, que dos años después, en el hermoso y oscuro Some Monsters Die and Other Returns, comenzó ya a ganar peso y siluetear con mayor nitidez las verdaderas hechuras del personaje -en poco o nada, por cierto, semejante a sus supuestas compañeras de viaje-.

La rotunda e inquietante belleza de aquel título, sin embargo, palidece ahora en comparación con esta nueva entrega, no por avanzada en sucesivos directos -y con urgente fruición vía Soundcloud- menos sorprendente en su deslumbrante escucha completa.

This is The Sound argumenta su intencionada declaración de principios en una indisimulada satisfacción -es el disco, su sonido, lo que la provoca sobre el oyente- por haber alcanzado, al fin, un equilibrio perfecto y rotundo entre el qué y el cómo; entre lo que, se intuía, rondaba por la cabeza de Marina Gallardo y aquello que, finalmente, se muestra ante nosotros: una escritora concisa en la longitud sus sugerentes textos que, sin embargo, nos fuerza a ser expansivos en la interpretación de los mismos; una cantante de voz frágil, casi tímida y al tiempo de una dulzura desarmante, muy capaz provocar tormentas; una compositora bien dispuesta al crecimiento, al juego, a la prueba, que viste ahora sus canciones con unos arreglos tan precisos como proclives a la ensoñación.

En lo último, desde luego, juega su definitivo papel ese curtido plantel de músicos acompañantes -ni más ni menos que la banda que la flanquea en sus conciertos- al que se suma con tiempo y mimo, tras la mesa de mezclas y colgándose de manera ocasional la guitarra o el bajo, Raúl Pérez, el imparable productor sevillano que, con éste, protagoniza un capítulo más en su espectacular temporada. Entre todos construyen este álbum con vocación de carga de profundidad emocional, uno de esos discos que ganan y calan tras reiteradas e inevitables escuchas desvelando detalles abonados a la sutileza y por completo ajenos a la grandilocuencia con que hoy se adornan algunas de aquellas colegas de su misma generación.

Bastante menos kraut de lo que algunas actuaciones y declaraciones presagiaban -un eco, no obstante, más que presente en canciones como The War Inside, The Swimmer o Going to Die, de la que el álbum extrae su título: Say you are sorry / I'm going to die / Your breath are waves / This is the sound of music-; enmarcado en una atmósfera alucinatoria de la que surgen cortes de un esplendor casi formal -Tears y su aire vals, So Glad y su cabaret galáctico, Recurrente Dream y su turbadora cabalgada a lo western, Funeral y su solemne vértigo ante la nada; y cómplice de una sensibilidad rock que, probablemente sin pretenderlo, la emparenta con la PJ Harvey poética y conmovedora de Let England Shake -Cold Eye y Longers Days, enormes-, a Marina Gallardo le han bastado tres movimientos para llegar hasta aquí, hasta esta obra madura, redonda, que uno se resiste a tildar de madurez atendiendo a lo que a buen seguro aún está por llegar, pero que hoy, ahora, no se puede imaginar más completa.

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