Obras como La tortuga de Darwin y Almuerzo en casa de los Wittgenstein han terminado de consolidar a Carmen Machi (Madrid, 1963) como uno de los valores más firmes del teatro actual, merced a la admirable ejecución del oficio que desprende y su capacidad camaleónica. En Juicio a una zorra, escrita y dirigida por Miguel del Arco a partir de los clásicos, encarna a una Helena de Troya despechada que, entre el humor y la amargura, se sienta a ajustar cuentas con los hombres y los dioses sin más compañía en el escenario. El montaje, uno de los más aplaudidos en los últimos años, llega al Teatro Cánovas los próximos días 16 y 17.
-Describa cómo es esta Helena de Troya a la que encarna.
-Helena es una mujer valiente, inteligente y con un doloroso sentido del humor. Una mujer que ha permanecido en silencio durante toda su vida y por fin se decide a contar su versión de los hechos, de los que se le acusa y de los que ella se considera víctima.
-¿Tiene algo en común con algunos de los personajes encarnados anteriormente?
-No. Es imposible que se parezca a ninguno. Ella es única, porque aunque es un personaje mitológico y a la vez histórico, esta Helena ha nacido de la cabeza de Miguel del Arco y con la casi necesidad de devolverle la dignidad. Además, es inmortal.
-¿Hay algún rasgo especial con el que se sienta identificada?
-Yo nunca me identifico con ningún personaje que interpreto. Me gusta mirarlos con distancia para verlos con más claridad; por lo general, no tengo nada que ver con ellos, si no lo tomaría como una terapia, no como un oficio.
-¿Cómo surgió la posibilidad de realizar este papel?
-A Miguel del Arco le propusieron escribir un monólogo sobre un personaje grecolatino para el Festival de Mérida par que lo interpretara una actriz. Él quiso que fuese yo y lo escribió. Me lo propuso y me sumé a su aventura muy feliz. Es uno de los regalos más hermosos que me han hecho en mi vida.
-¿Qué destacaría de la obra?
-Es teatro en estado puro. En apariencia, su sencillez y desnudez ocultan el virtuosismo técnico. Está muy cuidado, porque es un espectáculo muy exigente. Me siento absolutamente acompañada aunque esté sola en el escenario. El texto es además muy brillante.
-¿Qué registros interpretativos se siente capaz de ofrecer?
-Yo no sé cuántos ni cuáles son los registros, solo sé que me subo a una barca y que hago un viaje lleno de emociones que todos conocemos: la alegría, el dolor, la rabia, el amor, la pena, el deseo, la vida, la muerte...
-¿Es muy difícil llenar todo un escenario actuando sola?
-En Juicio a una zorra no me siento sola, quizá porque la cuarta pared se rompe de una manera feroz durante la hora que dura el espectáculo y siento al público muy cerca.
-El texto y la dirección son de Miguel del Arco, ¿cómo ha sido el trabajo con él?
-Miguel reúne todo lo que yo necesito para trabajar, sobre todo su gran talento. Él dirige desde la verdad, siempre con un gran sentido del humor, y eso es fundamental para hacer una tragedia. Además, tenemos ese mismo sentido del humor. Siempre que hago la función se la dedico, pienso en él aunque no esté presente.
-¿Cómo está siendo la acogida por los distintos teatros españoles?
-Está siendo una gira maravillosa, y me alegro mucho porque en un momento tuve que decidir si viajaba con este espectáculo o seguía con los proyectos que tenía; al final decidí aparcarlo todo para dar vida a Helena durante un tiempo y estoy feliz porque la respuesta del público es muy buena, o al menos eso me llega, y eso es lo que realmente importa.
-¿Dónde cree que reside la clave para que cualquier obra que interprete se convierta en un éxito?
-Bueno, la verdad es que si hay obras que han sido o son un éxito, yo sólo tengo una pequeña parte de culpa; hay muchos ingredientes que lo conforman, pero desde luego cuando hago una función tengo que creer en el texto, en la propuesta, en los compañeros y sobre todo en el director.
-Usted empezó en el teatro, ¿cómo fueron sus comienzos?
-Yo siempre he tenido mucha suerte; he trabajado en lo que he querido y desde el comienzo fue así. Siempre he hecho teatro y aunque haya cargado y descargado muchas furgonetas con el decorado no quiero decir que fuera una vida de perros, todo lo contrario. Ha sido la mejor escuela que se puede tener.
-¿Tiene algún papel predilecto?
-A mí me encantan todas las mujeres, hombres y animales a los que he podido dar vida estos años.
-Precisamente, ¿qué ha significado La tortuga de Darwin de Juan Mayorga en su carrera?
-La Tortuga de Darwin es inolvidable por muchas razones. Marcó un antes y un después en mi vida. Admiro muchísimo a Juan Mayorga, su creador, y nunca estaré lo suficientemente agradecida a Ernesto Caballero que pensó en mí para que encarnara a esa maravillosa tortuga y que dirigió, como siempre, de manera tan arriesgada.
-¿Valora el cariño del público?
-Habrá de todo. Hay gente a la que le gusta tu trabajo y gente a la que no. Para mí lo más importante es cuando se traduce en un teatro lleno, es una sensación maravillosa.
-¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con Pedro Almodóvar?
-Magnífica. Trabajar con Almodóvar nos gusta tanto a los actores porque sabes que no hay nadie como él, es inimitable. Yo admiro mucho su cine y cuando te pones en sus manos la sensación de vértigo y de placer van a la par.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios