Contundente, agitadora de conciencias, reflexiva e intensa. Así nace la primera novela de Pablo Bujalance, redactor de Málaga Hoy. La obra se presenta esta tarde (20:00) en la Sociedad Económica de Amigos del País.

-Lázaro en Babilonia (Alfama) comenzó a gestarse hace tres años. ¿Surgió como una necesidad?

-La novela parte del descubrimiento de algo que hay en el papel en blanco y quieres sacarlo. La historia de Lázaro iba a ser un poema épico, algo mucho más corto. Pero comenzaron a salirme personajes y vi que esa estructura crecía. Pensé después en hacer una obra de teatro, pero volvió a crecer aquello, había mucho más detrás del papel en blanco. Finalmente opté por hacer una novela, que era el género que me daba más libertad y flexibilidad estética. Aunque no es tanto una cuestión de necesidad, eso sí lo tiene la poesía.

-¿Cómo ha ido trazando al Lázaro más humano aunque absolutamente particular de la novela?

-Me interesaba poner a un personaje en una situación que no podía dominar, extraña, absurda, que no entiende y ni sabe sus motivos. Tenía muy presente que quería hacer una especie de versión de La metamorfosis. Mis novelas favoritas casi todas son versiones de la obra de Kafka y me gustaba la idea de poner a Lázaro en una situación que se le viene encima y no sabe qué hacer. Me pareció una buena idea invertir la historia, en vez de ser resucitado él resucita a los muertos y no sabe por qué, ni cómo actuar.

-Siempre nos gusta saber qué hay de la vida real dentro de la ficción, ¿cuánto tiene Lázaro en Babilonia de su propia historia?

-De real tiene bastante, aunque camuflado. No es una novela biográfica, ni mucho ni menos, pero sí que hay una historia personal sobre la percepción del mundo a través de la religión. Me interesaba ahondar en cómo una determinada fe condiciona la interpretación de la realidad. En mi casa tuve una formación religiosa y durante muchos años interpreté el mundo mediante esas coordenadas. Me apeteció volver a recuperar eso de manera más artística.

-¿Y qué ha rescatado de sus lecturas favoritas?

-Hay una lectura amplia de la Biblia, hay muchas citas, muchas referencias. Es un libro que está lleno de pasiones y creo que sólo Shakespeare se ha acercado un poco a la descripción del corazón humano que hace la Biblia, que está llena de sangre, tortura, histeria, locura... Es el libro quizás más radical que existe y esa lectura está muy presente. Ya en el plano literario, además de Kafka, destacaría a Nietzsche, porque Lázaro es una novela principalmente sobre la voluntad. Alguien en una relación con su imagen de Dios impone su voluntad a ese dios.

-¿El periodismo influye a la hora de narrar?

-Son dos cuestiones distintas. En el periodismo la escritura es lo último, se trata de un proceso mucho más amplio. En la literatura la escritura lo es todo, ella misma va sacando cosas, recuerdos, personajes... Lo que sí aporta el periodismo es la técnica.

-La novela se inicia con un Lázaro de 15 años, que va evolucionando, ¿ha crecido usted junto a Lázaro?

-Sí. Yo empecé a escribirla en una etapa clave de mi madurez, un momento de gran transformación. Empecé a construir mi vida propia y me fui separando de muchas cosas que arrastraba para ganar otras. Esta novela la he escrito en el momento en el que podía hacerla. Antes notaba que me faltaba un poso, una experiencia vital. Ahora me he dado cuenta de que he contado la historia como quería contarla

-En este proceso, ¿de qué se siente particularmente satisfecho?

-Cuando uno empieza a escribir sueña con la edición, con ver tu obra en una librería. Pero una vez que eso lo tienes, te das cuenta de que no es ni la mitad de bueno que terminar el libro que querías escribir. Tener una idea, enfrentarte a ella y ser capaz de materializarla es lo que me satisface, mucho más que su difusión. Eso sí, me encantaría que la gente me diera opiniones, leer críticas, ver respuestas.

-Ya ha empezado con otros proyectos...

-Lo primero que va a aparecer, también en Alfama, es una selección de los poemas de los últimos 4 ó 5 años titulada La misma piedra. En cuanto a novela, tengo dos proyectos, a corto y largo plazo. Estoy trabajando en una historia más corta de política ficción, que en un año estará lista. La otra historia es más larga, con partes históricas aunque va a ser esotérica.

-¿Le ha costado mucho desprenderse de Lázaro?

-Sí, pero en parte también ha sido un alivio. He tenido que escarbar mucho dentro de mí, llegar a rincones bastante incómodos. He puesto toda la humanidad posible en el personaje y eso me ha cansado. Ahora es un alivio crear seres desde la distancia, tienen mucho menos que ver conmigo pero también me dan más libertad y lo paso mejor.