artes escénicas | una veintena de propuestas del 25 de octubre al 8 de noviembre

La escritura del silencio

  • Con una programación abultada y la presencia en el cartel de nombres como Sol Picó, Teresa Nieto y el ballet de Víctor Ullate, el Ciclo de Danza de los Teatros Cervantes y Echegaray se renueva a lo grande

El Ciclo de Danza que de manera discreta vienen acogiendo los Teatros Cervantes y Echegaray en los últimos años crece de manera más que notable para su próxima edición, que se celebrará del 25 de octubre al 8 de noviembre en ambos escenarios (y algunos más a modo de invitados) con una veintena de propuestas y un abultado plan de actividades complementarias. Y cabe extraer algunas conclusiones. De la primera podría decirse, como el clásico, que clama al cielo: hace ya mucho que una ciudad como Málaga merecía una programación con una ambición semejante, dados los muchos vínculos que la ciudad mantiene con la danza desde los tiempos fundacionales (no precisamente remotos) de Málaga Danza Teatro. De esta relación dan cuenta el Conservatorio Superior de Danza, la existencia de la Sala Gades (gestionada por la Consejería de Cultura) como único espacio consagrado exclusivamente a esta disciplina en Andalucía y la aparición de compañías como REA Danza, Silencio Danza y La Phármaco, que proyectan con solvencia el talento generado aquí a escaparates cada vez más amplios y notorios. Que no se pudiera contar entre la oferta cultural un festival de danza a la altura, más allá de algunos envites esporádicos que dieron al traste después de no mucho más allá de dos ediciones, constituía una anomalía sintomática de un clamoroso error estructural, además de un obstáculo de peso a la hora de alentar públicos suficientes para absorber el trabajo de los artistas. El Ciclo de Danza, que precisamente ha servido en sus anteriores ediciones de trampolín para compañías como La Phármaco, y que ya venía ejerciendo una cierta función pedagógica, todavía en ciernes, se ha convertido, al fin, en una oportunidad de alto calibre. La sola mención de nombres presentes en el cartel de la próxima edición como Sol Picó, Teresa Nieto, Teresa Navarrete y el Ballet de Víctor Ullate dan cuenta de que la ambición exigida ha sido tomada en serio. Ahora, el objetivo es que el proyecto se consolide y se muestre lo suficientemente sensible para hacerse imprescindible de cara a públicos propios y, sobre todo, ajenos; con el tiempo, también sería deseable de que el Ciclo de Danza, tal y como sucede con el Festival de Teatro, se despoje de su carácter de temporada comprimida con dos consecuencias directas: la primera, el desarrollo de una verdadera temporada estable de danza durante todo el año; y la segunda, la propia definición del ciclo como festival, en cuanto puerta abierta al descubrimiento de tendencias candentes y no tanto a la mera admiración de artistas relevantes. Cabe, además, un último apunte: para sostener la danza, todavía, y es bien sabido, dado su carácter minoritario, es necesaria la intervención de las administraciones públicas. Pero esto no significa que tenga que ser, sin remedio, una actividad deficitaria. Existe una posibilidad concreta de que Málaga llegue a desarrollar una industria cultural a través de la danza sin que el contribuyente tenga la impresión de que se despilfarra su dinero. Se trata, cierto, del viejo debate de siempre: pero toda imaginación volcada aquí será poca. Y castillos más inexpugnables han caído. Quién sabe.

Por ahora, lo mejor es felicitarse por el hecho de que Arantxa Sagardoy y Alfredo Bravo inauguren con Plan B. Transferencias el 25 de octubre una programación que continuará el día 26 en el Cervantes con uno de los mayores atractivos del Ciclo de Danza: la compañía portuguesa Vortice Dance Company, verdadero revulsivo de la escena europea, presentará Your majesties. Welcome to the anthropocene, un dardo político a base de movimiento armado a partir del discurso que pronunció en 2009 Barack Obama tras recibir el Premio Nobel de la Paz. El mismo 26, el Teatro Echegaray propondrá Personna, de Spin Off Danza, creación del alicantino Daniel Hernández inspirada en el pensamiento de Unamuno, Nietzsche y Milan Kundera. El 27, el mismo Echegaray reunirá bajo el lema Nuevos valores de la danza en Málaga las coreografías de Ana Rando (Cavila), Nuria Estébanez (Elogio de la calma) e Ignacio Lasala (Bueno, bonito, y...); y en el Cervantes llegará el turno del sevillano Rubén Olmo, que en Las tentaciones de Poe borda una aproximación corrosiva a la biografía autodestructiva del gran padre de las letras estadounidenses. El día 28, el comensal podrá degustar en el Cervantes uno de los platos más esperados del menú: One hit-wonders, de Sol Picó, a la que desde hacía demasiado se le echaba de menos en Málaga y que comparecerá con un solo construido a partir de fragmentos de sus obras más emblemáticas, desde Bésame el cactus a Paella mixta pasando por El lago de las moscas. El día 29, el ciclo se trasladará al Echegaray con La metamorfosis, coreografía de Gustavo Ramírez Sansano a partir de la novela de Kafka para la compañía Proyecto Titoyayo. Y seguirá la cuestión anclada en el Echegaray el día 30 con Episodios Temporada 25 de 10 & 10 Danza, un proyecto colectivo y multidisciplinar impulsado por Mónica Runde; así como el día 31 con la llegada de otra artista imprescindible, Teresa Navarrete, que vestirá de largo Salón Otto, metáfora escénica de la esperanza con la que la bailarina y coreógrafa jiennense, antigua parte de Erre que Erre, da un verdadero paso de gigante en su trayectoria.

Ya en noviembre, el domingo día 1, festividad de Todos los Santos, se recupera el programa doble con El soldadito de plomo de la Compañía Flamenca José Galvañ, que se representará en el Teatro Cervantes en pase matinal dentro de la programación infantil; y What is left, coreografía de Eva Martz para cinco bailarines que acampará ya por la tarde en el Echegaray. Allí mismo, aprovechando que el día 2 es festivo a pesar de caer en lunes, La Coja Dansa también se incorpora a la programación infantil matinal con Escondite / Amagatall; y por la tarde, en el Cervantes, el Ballet Flamenco de Andalucía presenta Imágenes, coreografía de Rafaela Carrasco con la que la institución celebra su vigésimo aniversario y que obtuvo el Giraldillo al mejor espectáculo en la Bienal de Flamenco de Sevilla. El día 3, el Echegaray servirá de sede al estreno absoluto de Ponte en sus zapatos, de la Beyond Dance Company; y el 4, otro peso pesado del cartel, el Ballet de Víctor Ullate, representa en el Cervantes dos piezas creadas por el mismo Ullate y el director artístico Eduardo Lao: Jaleos, coreografía clásica de impronta española en homenaje a Maurice Bèjart; y Après toi, mirada a otro Maurice, Ravel, a partir de Bolero y los ballets de los años 20. El día 5, Alicia Soto y su compañía Hojarasca trasladarán al Echegaray Desconcierto, estudio 1: nocturno, primero de los ensayos en movimiento integrados en la investigación Cartografía del cuerpo sobre un espacio arquitectónico, que presenta apuntes reveladores en torno a los nexos que comparten danza y arquitectura. Y el día 6, el mismo Echegaray se vestirá de gala para recibir a otra artista esencial de la danza española (y europea) contemporánea, Teresa Nieto, a la que también se ha echado de menos durante demasiado tiempo y que regresa con El ajuar, proyecto que nace de la relación epistolar que la bailarina y coreógrafa mantuvo con la artista María Bueno. Xevi Xavi Xou con la danza humorística de From lost to the river el día 7 y Tap Show Project el 8 con Nadie es quien parece ser, incluido igualmente en el programa infantil, sirven en bandeja, ambos desde el Echegaray, el punto final a tan esmerado cartel.

Fuera del ciclo, el Teatro Cervantes recibe la próxima semana, del jueves 8 al domingo 11, a Sara Baras con su espectáculo flamenco Voces, y en el Echegaray, una vez concluido el certamen, la danza tendrá de nuevo cabida con la Compañía Ferroviaria de Artes Escénicas y Equus, lectura en clave de movimiento de la obra de Peter Shaffer que podrá verse los días 20 y 21 de noviembre. Ceñida durante décadas a lo anecdótico dentro de las programaciones municipales, la danza pide ahora paso como expresión que, en comunión con otras disciplinas como las artes plásticas, es capaz de adoptar jugosas cotas de inspiración entre un público aparentemente cada vez más proclive a sus encantos. El trabajo por hacer es mucho, pero bien lo merece esta escritura del silencio para la que ni siquiera hacen falta palabras.

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