Letras El viaje iniciático de un poeta

El ídolo de la poesía

  • Se cumplen 75 años del viaje de Federico García Lorca a Buenos Aires, un viaje que emprendió siendo sólo un poeta conocido y del que regresó siendo una celebridad de primer orden

Fue a Argentina siendo un poeta conocido y regresó a España siendo una celebridad mundial. El país sudamericano le dio a Federico García Lorca la confianza que necesitaba para desarrollar su propia voz en total plenitud. En Argentina se vio recibido en loor de multitud, agasajado en múltiples cenas, admirado por hombres y mujeres, querido por todos. Ahora se cumplen 75 años de aquel viaje mágico para Lorca. Una delegación de políticos granadinos ha acudido a Buenos Aires para conmemorar aquella fecha.

Federico García Lorca fue a Argentina en octubre de 1933 para una estancia de semanas y se quedó casi seis meses. Allí disfrutó del éxito como si fuese una estrella de rock actual. No imaginaba el poder que su poesía y sus obras teatrales ejercía tal influencia en el público argentino ni la pasión que desataba su figura.

Poco antes de su partida hacia Buenos Aires, García Lorca mandó por teléfono un mensaje que fue recogido por Radio Sprendid y cuya grabación, la única en la que está registrada la voz del poeta, aún buscan los estudiosos. "Nadie sabe, ni se imagina, la emoción simple y profunda que rodea mi corazón como una corona de flores invisibles al saber que en estos instantes mi voz se está oyendo en América y que, sobre todo, está vibrando en Buenos Aires enredada en el gran altavoz del bar o disminuida en la pequeña radio que tienen en su cuarto de estudiante o la muchachita que hace escalas en su piano. ¡Salud, amigos!", exclamaba el poeta.

Lorca partió desde Barcelona con rumbo a Buenos Aires el 29 de septiembre de 1933 a borde del Conte Grande. Le acompañaba en su viaje el escenógrafo Manuel Fontanals. Durante el viaje continuó trabajando en su nueva obra teatral, Yerma. Tras hacer escalas en Río de Janeiro y Montevideo, el barco atracó en el puerto de Buenos Aires el 13 de octubre. Allí García Lorca fue recibido como un ídolo y rápidamente introducido en el círculo intelectual argentino: conoció a Pablo Neruda, Oliverio Girondo, Ricardo Molinari, las hermanas Victoria y Silvina Ocampo o Salvador Novo. García Lorca se hospedó la habitación 704 del hotel Castelar, en la Avenida de Mayo y emprendió una agitada vida social y cultural. Asistió al reestreno en el Teatro Avenida, uno de los más importantes de Buenos Aires, de su drama Bodas de sangre, con la actriz Lola Membrives como protagonista y ofreció diferentes conferencias, como Juego y teoría del duende, Cómo canta una ciudad de noviembre a noviembre, Nueva York en un poeta y El cante jondo: primitivo cante andaluz.

García Lorca estaba encantado con el ambiente de la ciudad y el trato que se le dispensaba. "Buenos Aires es una ciudad maravillosa", le escribió a su padre desde la capital argentina. "Es como me gustaría que fuera España: cosmopolita, llena de amigos, desprejuiciada, tumultuosa, desbordante de vida y de cultura. Mientras en Madrid silban y patalean cuando no entienden una obra, en Buenos Aires te agradecen la dificultad, les gusta exigirse. Son un público maravilloso. De Londres, de París y de Nueva York me fui casi disfrutando de la partida, pero sufriré mucho al dejar Buenos Aires".

Uno de los momentos en que más disfrutó el poeta fue la conferencia que dio al alimón con Pablo Neruda en noviembre en torno a Rubén Darío. Los dos se encontraban en un restaurante muy concurrido de intelectuales cuando se levantaron simultáneamente y, como dos toreros que deciden torear juntos un mismo toro, fueron disertando sobre Darío en una disputa poética sin parangón. Aquel encuentro con García Lorca también marcaría a Pablo Neruda de por vida.

Lorca no sólo vio la magnífica reacción del público ante Bodas de sangre. Los responsables del Teatro Avenida aprovecharon la estancia del poeta en Buenos Aires para poner sobre la escena el estreno de La zapatera prodigiosa, Mariana Pineda, la versión lorquiana de La dama boba, de Lope de Vega y Retablillo de don Cristóbal y doña Rosita. Era prácticamente el estreno de una obra del poeta granadino al mes, lo que acrecentó mucho más aún su fama.

Entre enero y febrero viajó a Montevideo, donde estuvo con intelectuales como Enrique Díez Canedo, embajador de España en Uruguay, Enrique Amorim, José Mora Guarnido o la escritora Juana de Ibarbourou. En Montevideo, Lorca reveló a unos periodistas su intención de publicar el libro en el que más intensamente estaba trabajando, el futuro Poeta en Nueva York. Los periodistas quedaban conmovidos al oír a Lorca recitando poemas como Oda a Walt Whitman o La aurora de Nueva York, tal y como dejaban constancia en sus crónicas. También les impresionaba su horror ante la muerte, la inmensa angustia que al poeta le provocaba.

Cuenta la leyenda que una conocida escritora y editora argentina se le insinuó una noche de forma abierta a García Lorca y éste, ante los intensos requerimientos amorosos tuvo que revelarle que era homosexual. Pese a ello, la amistad entre ambos continuó.

En marzo, último mes de estancia de García Lorca en la capital argentina, decidió organizar una función de títeres en el vestíbulo del teatro Avenida con el Retablillo de don Cristóbal y doña Rosita, junto a la actriz Helena Cortesina. Finalmente, el poeta se despidió de su público desde los micrófonos de Radio Stentor en una conmovedora alocución de la que tampoco se sabe si existe grabación sonora o no.

El 27 de marzo de 1934 partió de Buenos Aires a bordo del Conte Biancamano para llegar a Barcelona el 11 de abril. Lorca regresaba a España con el espíritu absolutamente renovado, lleno de alegría y sabiéndose reconocido. Además, por primera vez en su vida acababa de ganar muchísimo dinero.

Ahora, una delegación encabezada por el presidente de la Diputación, Antonio Martínez Caler , el director de la Casa-Museo Natal de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros, Alfonso Alcalá, y el diputado de Turismo, José López Gallardo, se ha desplazado a Buenos Aires para participar en un acto de homenaje que contará con una visita al Teatro Avenida, la inauguración de la exposición Federico García Lorca en Buenos Aires, en el hotel donde se alojó, el hotel Castelar, y un acto conmemorativo en el Café Tortoni, donde el poeta solía recalar muy a menudo para participar en animadas tertulias en las que, inevitablemente, terminaba siendo el centro de atención de todos. En el Café Tortoni se recuerda muy bien al dramaturgo. Uno de los rincones donde él solía sentarse contiene un busto suyo.

Tan profundamente caló la figura de Lorca en Buenos Aires que muchos argentinos lo consideran un poeta de su país. Para ellos fue el ídolo de la poesía.

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