Cultura

La mirada triste de Helen

Actriz de ojos tristes y mirada tierna, Helen Hunt se ha movido siempre por la cuerda floja de la comedia comercial (Mejor imposible, Lo que piensan las mujeres) dejando siempre la sensación de que no era ése su sitio natural en la industria. Tal vez por eso su debut en la dirección se aproxima más a las formas (sencillas y algo planas) de cierto cine independiente que, en todo caso, no renuncia a un público de amplio espectro a través de su deuda con la comedia romántica y un reparto de rostros conocidos entre los que se cuenta el suyo propio y los de Matthew Broderick, el encasillado británico Colin Firth o la histriónica veterana Bette Midler.

A partir de la novela de Elinor Lipman, Cuando ella me encontró aspira a una cierta excentricidad dentro de los límites de su género con una historia que tira del humor judío para hablar de los tópicos de la crisis sentimental a través de unos personajes urbanos que podrían haber salido de cualquier título de Woody Allen. Así, por la película desfilan la pareja recién separada, el deseo de maternidad, los asuntos de familia, la adopción o la necesidad de rehacer la vida a los cuarenta como temas que se alternan entre un suave tono cómico-dramático que deposita en la palabra buena parte de sus logros, no así en una puesta en escena bastante anodina y netamente televisiva.

Cine pequeño de pequeñas aspiraciones, cine de sobremesa y siesta, Cuando ella me encontró avanza con piloto automático rezumando un tufillo a manual de autoayuda para tiempos de disfuncionalidad programada desde los estereotipos.

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