kimsooja. artista

"Los muros hacen todavía más infelices a quienes los construyen"

  • La creadora coreana presentó ayer en el CAC su instalación 'Lotus: Zone of Zero' y su vídeo 'To Breathe - The Flag', una rotunda invitación a la superación de las fronteras políticas e identitarias

Fue entre los siglos XI y XII cuando el rey normando Roger I conquistó parte del sur de Italia, incluida Sicilia. En la isla, los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes habían adquirido cruentos matices guerracivilistas y el también llamado Gran Conde, que se adelantó unos cuantos siglos al humanismo renacentista en su apuesta decidida por la paz, mandó erigir un templo en el que pudieran rezar por igual los fieles a Jesús y los fieles a Mahoma. Para ello dividió el edificio en dos partes bien diferenciadas, de manera que los creyentes de ambos credos no tuvieran que cruzarse al dirigirse a sus respectivos lugares; pero reclamó a los arquitectos una medida secreta y cargada de intenciones: los muros que separaran la iglesia y la mezquita debían ser lo suficientemente finos como para que en cada ala del templo se filtraran los rezos e himnos desde el otro lado; así, por una parte, cristianos y musulmanes descubrirían la similitud elemental de sus liturgias; y, por otra, las salmodias se percibirían desde fuera como un único canto. La artista Kimsooja (Daegu, Corea del Sur, 1957), una de las referencias fundamentales de la creación contemporánea en su país, admitió ayer en una conversación con Málaga Hoy que no conocía la historia del rey Roger I; pero esto añade más asombro al hecho de que Lotus: Zone of Zero, la instalación presentada en el CAC Málaga, donde podrá verse hasta el 8 de enero, persigue exactamente los mismos objetivos.

Una "alfombra voladora" (en palabras de Kimsooja) de 708 farolillos con forma flor de loto cosidos artesanalmente en tela cuelga del techo del espacio central del CAC, sobre un espacio vacío iluminado de manera tenue. En el mismo trance, el visitante percibe una melodía que conforman cantos cristianos, musulmanes y tibetanos mezclados en un delicado unísono. Zone to Zero es una obra creada especialmente para el CAC, si bien su artífice ya probó instalaciones similares en forma circular, a imagen y semejanza de los mandalas. La posibilidad de rehacer el proyecto en Málaga atrajo a Kimsooja desde el principio por dos motivos: "Cuando vi la sala, comprobé que tenía que disponerlo todo de manera distinta, en esta especie de alfombra voladora, y me resultó interesante indagar en las posibilidades. Pero, más aún, lo que me atraía de Málaga era su localización geográfica, tan en medio de dos mundos a priori antagónicos. Me pareció el lugar perfecto para invitar a reflexionar sobre el otro, sobre todo lo que nos une por encima de las circunstancias que nos separan". En cuanto al loto, preguntada por los lotófagos homéricos, que comían (tal y como comprobó Ulises) su flor para eliminar sus recuerdos, Kimsooja admitió una correlación: "Me interesa esa idea de que uno pueda vaciarse de sí, desprenderse de todo lo que ha ido forjando su identidad hasta llegar a un punto en que sea posible empezar de cero no desde la exclusión del diferente, sino mediante una conciencia compartida y común". Kimsooja concreta este argumento mediante un término que expresa en francés: cohabitación. Con su obra, de hecho, la artista traduce el ideal de confraternización a una experiencia física, de entorno utópico en el que nadie podría ser rechazado por su origen, su condición o su creencia.

De manera paralela a Zone of Zero, el CAC acoge durante el mismo plazo en su Espacio 5 una pieza de vídeo, To Breathe-The Flags (2012), un encargo realizado para los Juegos Olímpicos de Londres en el que las banderas de los países participantes se van diluyendo hasta conformar una unidad bien integradora. Kimsooja, residente en Nueva York, insiste en su invitación a ir más allá de las fronteras, pero al ser preguntada por el éxito de las mismas en este siglo, muy a pesar de las promesas vertidas en el mundo tras la caída del Muro de Berlín, responde: "Hay un discurso muy extendido que defiende que los políticos levantan no ya las fronteras, sino directamente los muros, porque así se lo exigen los ciudadanos. Pero habría que dejar claro que esto no es cierto. Entre otras cosas, porque la Historia ya nos ha enseñado que los muros hacen todavía más infelices a quienes los construyen. Piensa en el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau: encontramos en él un mensaje muy distinto del habitual. Tenemos aquí a un político que demuestra que es posible crear una estrategia de desarrollo para su propio país no desde la exclusión ni desde el refuerzo de la autoridad propia, sino haciendo sentir a sus ciudadanos parte de una realidad más grande, acogiendo a refugiados, impulsando políticas educativas de atención a la diversidad, haciendo de Canadá un territorio abierto al mundo. Trudeau es la evidencia de que se pueden hacer las cosas de otra manera". En cuanto a la influencia de la religión al respecto, Kimsooja asiente cuando el periodista insinúa que los credos deberían ser parte de la solución y no del problema, como sucede desde antiguo. Aunque matiza: "Todas las religiones contienen mensajes de amor, paz, respeto y tolerancia. El problema es que, con demasiada frecuencia, esto se pervierte cuando alguien intenta ponerlo en práctica. Yo no formo parte de ninguna porque hacerlo me obligaría a rechazar el resto, pero encuentro en el budismo una mayor permisividad, un camino menos centrado en dogmas y más en la meditación y la superación personal".

Si bien Kimsooja (de quien también exhibe el CAC dos bottaris, piezas creadas a partir de los tradicionales hatillos coreanos, pertenecientes a la colección de Carmen Riera) suele trabajar con grandes instalaciones de luz, como la que presentó el año pasado en el Centro Pompidou de Metz, en Zone of Zero la luz apenas cobra protagonismo. Y la artista explica sus motivos: "Trabajo con la luz como con una paleta. En el fondo hablamos de color, sólo que con la luz el lienzo que empleo es el espacio vacío. Estas estructuras me resultan muy útiles a la hora de inspirar en el público cierta sensación de aislamiento respecto del resto del mundo, como si fuesen fronteras que se insertan en su entorno. En Zone of Zero no hay tanta luz porque busco la revelación de la luz interior de cada espectador. Y, ahora que lo pienso, éste es justo el centro de interés de toda mi obra". Su templo se dirige así hacia el silencio: "La mejor situación para escucharlo todo".

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