Cultura

Una música nada incidental

Temporada de abono. Teatro Cervantes. Fecha: 10 de septiembre. Programa: 'Iván el terrible', de S. Prokofiev. Intérpretes: Orquesta Filarmónica de Málaga y Coro de Ópera de Málaga. Solistas: Ainhoa Zubillaga (mezzosoprano), y Denis Sedov (barítono). Narrador: Luis Álvarez. Director del coro: Francisco Heredia. Director titular: Edmon Colomer. Aforo: Unas 700 personas (casi completo).

Iván el Terrible de Sergei Prokofiev es uno de esos casos en los que una banda sonora trasciende con mucho su condición de música incidental. Creada originalmente para la película en dos partes de Eisenstein, la adaptación en forma de oratorio que realizara Stassiévich, que dirigió la orquesta durante el rodaje, adquiere vida propia en la sala de conciertos, como pudo comprobarse anoche en el Teatro Cervantes en la inauguración de la temporada de la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM).

Las circunstancias que rodean la creación de Iván el Terrible sugieren, además, otras lecturas. Fue concebido como un proyecto de creación artística para tiempos de guerra, donde la exaltación del héroe -el Zar Iván IV- debía enardecer el espíritu patriótico del pueblo a través de los referentes simbólicos de la nación rusa. Pero, como señaló Edmon Colomer en la presentación que precedió al concierto, el ejercicio de introspección realizado por Eisenstein y Prokofiev resultó en una tragedia psicológica; el retrato de un hombre ambicioso, cruel, pero también atormentado. La idolatría que Stalin sintiera por el personaje sitúa como trasfondo de la obra la enigmática -y cuestionada- relación de los artistas rusos con el régimen soviético, entre la connivencia y la crítica velada, oculta tras ejercicios de sutil ironía. Fuera esto último o la suspicacia de Stalin ante tal representación de crueldad arbitraria, lo cierto es que, así como la primera parte de la película fue premiada por las autoridades soviéticas, la segunda fue censurada y no pudo verse hasta muchos años después.

En un gran concierto de apertura, la orquesta, que fue de menos a más, hasta el apoteósico final, y un magnífico coro interpretaron más que convincentemente esta moderna epopeya rusa narrada en español.

Comenzó la sección de cuerdas con un ágil y elegante fraseo -tan característico de la obras de Prokofiev- manteniendo un gran nivel durante todo el concierto. Se echó en falta, sin embargo, algo más de definición de otras secciones en algunos pasajes, por ejemplo, en la característica marcha A Kazán, que tanto recuerda en sus primeras notas a la Danza de los Caballeros del ballet Romeo y Julieta.

Por último, una gran entrada puso de manifiesto la buena predisposición del público, que casi llenaba el teatro de la ciudad, para esta nueva etapa que ayer daba comienzo. Quién sabe, quizás sea el comienzo de una gran amistad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios