Nacen dos talentos ante y tras la cámara
ADORABLE | CRÍTICA
La ficha
**** 'Adorable'. Drama romántico. Noruega. 2024. 101 min. Dirección y guion: Lilja Ingolfsdottir. Fotografía: Øystein Mamen. Intérpretes: Helga Guren, Oddgeir Thune, Heidi Gjermundsen, Marte Magnusdotter Solem, Elisabeth Sand.
El noruego Thomas Robsahm logró un éxito internacional, nominaciones a los Oscar incluido, produciendo La peor persona del mundo de Joachim Trier. Ahora logra otro, más modesto en cuanto a repercusión, si se quiere, por las características intimistas de la película, pero no menos importante desde un punto de vista cinematográfico al haber producido el muy tardío debut como realizadora de Lilja Ingolfsdottire, una directora que de seguro dará que ver y hablar, y descubierto el inmenso talento interpretativo de Helga Guren, enfrentada al difícil papel de una mujer que no responde precisamente al título de la película: es algo más importante que adorable, o querible; es humana, con todas las contradicciones que esto suele tener.
Está casada, tiene cuatro hijos, dos de ellos de una relación anterior, no tiene un carácter fácil porque no se lleva demasiado bien consigo misma y tras siete años de matrimonio está al borde del divorcio. Deberá reconstruirse, reconocerse y aceptarse sin por ello dejar de evaluar su pasado.
Hace muchos años una película hoy olvidada y mal envejecida de Richard Brooks, Con los ojos cerrados (Titulo original más ajustado: The Happy Ending), que me ha recordado a esta tanto por su estructura de guión como por su tema, saltaba, tras el irónicamente romántico inicio de una historia de amor, a un presente devastador de desamor. Olvidada y mal envejecida, he dicho. Y es cierto. Salvo por su extraordinaria música de Michel Legrand, que incluía una de sus mejores canciones -lo que ya es decir mucho tratándose de Legrand- titulada What Are You Doing the Rest of Your Life? (¿Qué vas a hacer con el resto de tu vida?).
Esta pregunta es la que planea sobre Adorable desde su principio ilusionado hasta su final abierto pasando por su amargo contenido. No solo se trata de amor y desamor, del agobio de una mujer que lucha consigo misma, con su cabreo, con sus cuatro hijos -especialmente una de ellas- y con un marido demasiado ausente que acabará ausentándose del todo. Sobre todo, porque el relato se ordena a lo que vaya a hacer con el resto de su vida, para lo que tendrá que analizar qué ha hecho con su vida precedente.
Rodada con un estilo muy sobrio al que le sobra la para mí siempre molesta cámara en mano, logra crear la necesaria atmósfera familiar y personal claustrofóbicas en la que los problemas de la pareja y de la protagonista se agrandan sin posibilidad de solución hasta desembocar en la ruptura y el proceso, ya solitario, posterior.
La muy buena dirección de Lilja Ingolfsdottir, sin renunciar a definir un personal estilo conciso y eficaz, pone en su centro la poderosa interpretación de Helga Guren en el muy humano, por humanamente contradictorio como ya se ha dicho, papel de una mujer que no se reduce a ninguno de los clichés habituales. Por eso hay mucha vida, vida de verdad, en esta muy estimable película. Nacen dos talentos, uno tras la cámara y otro ante ella. Y eso es siempre un estimulante espectáculo.
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