Cultura

El todo y las partes

VIII Festival de Música Antigua de Málaga. Sala María Cristina. Fecha: 6 de julio. Programa: Obras de A. Scarlatti, M. Blavet, A. Dornel, J. S. Bach, G. P. Telemann, A. Vivaldi y J. B. Boismortier. Intérpretes: In Modo Antiquo. Aforo: Algo más de 200 personas (unos tres cuartos de entrada).

In Modo Antiquo, formación instrumental integrada mayoritariamente por profesores de la Orquesta Filarmónica de Málaga, protagonizó el tercer concierto del Festival de Música Antigua, dedicado al barroco tardío. Y, aunque presentaban un programa bastante atractivo a priori, conjugando obras de J. S. Bach, Telemann y Vivaldi con otras de compositores menos conocidos para el gran público, como Alessandro Scarlatti -padre de Doménico- o los franceses Michel Blavet, Louis-Antoine Dornel y Joseph Bodin de Boismortier, la verdad sea dicha, no fue un buen concierto.

Sin poner en duda la calidad individual de los intérpretes, las carencias del conjunto se evidenciaron desde los primeros compases. Las interpretaciones a 7 no llegaron a cuajar en ningún momento; por no hablar de los errores manifiestos, especialmente graves en las piezas de Dornel, Telemann y Vivaldi. Ciertamente, los instrumentos doblados aportaban riqueza tímbrica, pero no siempre con una musicalidad satisfactoria, ni con la claridad que sería deseable. Por su parte, las maderas tampoco consiguieron crear una sonoridad cálida y mínimamente colorista. El resultado fueron unas piezas desdibujadas -farragosas en los momentos de mayor debilidad- y carentes de brillantez, en las que era más que apreciable la ausencia de un grupo coherente y conjuntado. Tampoco los solistas supieron en esta ocasión aportar algo más de convicción. El Preludio y fuga de Bach supuso un toque de frescura -acaso atribuible más a la propia composición que a otra cosa- y un voluntarioso Antonio Lozano acabó por hacerse con la Sonata para fagot y continuo de Telemann, pero nada más.

En fin, se hace inevitable al caso la reflexión holista: una formación instrumental -como un organismo- es algo más que un simple agregado de elementos, aunque éstos sean, sin duda, un puñado de buenos músicos.

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