Cultura

La pasión del más fuerte

  • Cátedra reúne en el libro 'Paisajes imaginarios' los brillantes textos teóricos y ensayos del prestigioso investigador José Luis Téllez sobre la relación entre la música y el cine

Pocas voces más autorizadas, eruditas y rigurosas, amén de familiares y divulgativas, para hablar de música clásica y ópera en nuestro país que la de José Luis Téllez (Madrid, 1944), veterano musicólogo, crítico y comentarista de larga trayectoria en Radio Nacional de España, TVE o revistas especializadas como Scherzo.

Lo que tal vez no se conozca tanto fuera del ámbito melómano es su no menos brillante currículo ensayístico en torno al cine o, en la que sin duda es su mayor aportación teórica, a las relaciones narrativas y significativas entre el cine y la música, territorio híbrido que se sigue escapando con demasiada frecuencia por las fisuras del diletantismo o el comentario de sesgo impresionista.

Si buena parte de sus textos sobre cine, casi todos ellos publicados en la revista Contracampo, han sido recopilados en un volumen editado por Jenaro Talens y Santos Zunzunegui, quedaban aún dispersos muchos otros que conforman una de las tres partes de este libro anómalo e imprescindible. Anómalo e imprescindible por el desacostumbrado rigor y originalidad de los planteamientos teóricos de Téllez sobre la relación música-cine, desarrollada en unas fundamentales Notas para una teoría de la música dramática que se acercan también a la ópera e incluso al cine porno, pero también por la singularidad de los autores y casos objeto de su análisis (Straub-Huillet, Schroeter, Syberberg, Fassbinder, Delvaux, Jancsó), todos ellos bien alejados de la convención, cineastas musicales en esencia, o por su acercamiento al cine español (a través de Buñuel, Perojo, Bardem, Sáenz de Heredia, Nieves Conde, Cifesa o el esperpento musical de Cristóbal Halffter en El extraño viaje de Fernán-Gómez) bajo perspectivas que, aun integrando el arsenal conceptual de la teoría del discurso, la historia y la teoría del cine y la música o la teoría política, dejan ver una sólida sensibilidad propia que en nada se parece a los enfoques académicos al uso.

Estos Paisajes imaginarios se abren y se cierran con sendos artículos -El destino en la música, Propuesta para un plan general de salubridad canora o Las miserias del repertorio y cómo combatirlas victoriosamente- de carácter programático y tono irónico sobre la necesidad de "intervención política en el aquí y ahora de nuestra cultura". Entre medias, junto a sus textos de asunto cinematográfico, un gran bloque reúne también sus brillantes escritos sobre ópera (Mozart, Bizet, Stravinsky, Poulenc o Berg), muchos de ellos procedentes de notas a programas de mano del Teatro Real o el Teatro Maestranza.

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