Cultura

Dos piezas clave en la obra de Pedro de Mena vuelven a su taller

  • El Ecce-homo y la Dolorosa se exponen en el Museo Revello de Toro hasta el 29 de septiembre

Dos piezas cumbre del barroco español volvieron ayer al lugar del que salieron hace más de tres siglos para formar parte de la colección de la Abadía del Císter, situada en pleno corazón de la capital malagueña. Entre 1675 y 1676 el escultor Pedro de Mena realizó dos bustos, uno de Cristo y otro de la Virgen, embargados por el sufrimiento de la Pasión. La profunda religiosidad que marcó su obra y su vida, le hizo al artista que donara el grupo escultórico al convento en el que guardaban clausura sus dos hijas y donde luego dispondría su sepultura. Estas tallas en madera policromada del siglo XVII, que llevaban dos años sin poder ser vistas, se exhiben en el Museo Revello de Toro. Completarán el recorrido expositivo de la pinacoteca hasta el 29 de septiembre.

"Se han cedido dos piezas excepcionales para que se puedan mostrar en este edificio, que fue taller de Pedro de Mena y que el Ayuntamiento rehabilitó para albergar la colección del pintor Revello de Toro", explicó ayer el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. El regidor municipal apuntó que "se ha despejado este espacio en la biblioteca del museo para que los visitantes se encuentren con este regalo, ya que son de los mejores ejemplos de la imaginería en el Barroco español".

Elías de Mateo, director del Museo del Patrimonio, habló de la extremada religiosidad con la que el artista se enfrentó a su creación y subrayó que las dos piezas que se pueden ver en los próximos dos meses "son de las mejores que salieron de esta casa", sólo comparables a las que se encuentran en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid y que un encargo directo de la Corona.

Según destacó De Mateo, el Ecce-homo es un "Cristo golpeado que refleja el patetismo y el dolor con los moratones, la sangre que le corre por el cuerpo y los azotes señalados en el interior de la piel", algo que consigue con un manejo experto de la policromía, como destaca el profesor Juan Antonio Sánchez López, experto en la obra del artista.

En cuanto a la Dolorosa, como detalle curioso apuntaron que el escultor utilizó el rostro de su mujer, doña Catalina, para plasmar en él el sufrimiento de la Madre. "Ésta es una forma de poner estas imágenes en valor", añadió De Mateo y añadió que esta muestra ha sido posible gracias a la Comunidad de Religiosas Cistercienses de Monasterio de Nuestra Señora de la Anunciación de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), que ha prestado al Museo Revello de Toro las dos joyas más preciadas de la antigua Abadía de Santa Ana de Málaga. "Es una oportunidad única para contemplar la maestría de Pedro de Mena tanto en la talla como en la policromía", destacó De Mateo.

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