artes escénicas

El primer escenario

  • El dolmen de Menga acogerá por primera vez una representación teatral el día 20 de la mano de la compañía Surterráneo Teatro

Interior del dolmen de Menga, en Antequera.

Interior del dolmen de Menga, en Antequera. / m. h.

Si la mayor parte de los dólmenes megalíticos están orientados hacia el sol, en correspondencia con su función de monumentos funerarios, el dolmen de Menga en Antequera presenta una orientación distinta: fue erigido hace unos 6.500 años con la atención puesta en la Peña de los Enamorados, lo que le confiere un carácter único: "Si el dolmen de Viera, que forma parte del mismo conjunto, está orientado al sol como la mayoría de estas construcciones, el de Menga mira a la naturaleza terrestre. Por lo tanto, no se trata de un monumento funerario, sino de un espacio reservado para rituales, a la manera de un templo. Los arqueólogos e historiadores que han estudiado el enclave han llegado a la conclusión de que en su interior se realizaban ceremonias relacionadas con alguna religión antigua, hoy desconocida, que giraba en torno a la montaña, la luna y el agua, ya que en el mismo interior del dolmen se encuentra un pozo que no ha podido ser datado". Quien habla es la dramaturga y directora teatral malagueña Angélica Gómez, alma fundadora e impulsora de la compañía Surterráneo Teatro, que precisamente este 2018 cumple veinte años de dedicación a la escena. Y sí, al fin cabe vincular el tremendo dolmen de Menga al teatro: el monumento servirá por primera vez de escenario (al menos, dentro de lo que el registro histórico nos permite conocer) el próximo día 20 de junio con una función muy especial de la mano de la agrupación.

El espectáculo en el que trabaja Surterráneo Teatro lleva el sugerente título Qué será de mi sombra cuando me haya ido. La propuesta cuenta con la dirección y dramaturgia de Angélica Gómez y estará interpretado por Lucía Alfaro y Rodrigo de la Calva. Con su puesta en escena, la compañía celebrará el 20 de junio el Día Mundial de los Refugiados, con una función de unos treinta minutos de duración y cuya hora de comienzo está aún pendiente de concreción (dependerá de las posibilidades del máximo aprovechamiento de la luz solar, ya que el montaje contará únicamente con iluminación natural). El aforo será necesariamente muy limitado dadas las delicadas características del recinto, aunque la compañía malagueña espera poder realizar más funciones en el futuro. La iniciativa por la que ahora el dolmen de Menga se convierte en escenario partió de la misma compañía, tal y como explica Gómez: "Presentamos el proyecto al director del yacimiento, Bartolomé Ruiz, y le gustó. Estudiamos la viabilidad y finalmente obtuvimos luz verde". Aunque la obra aspira a arrojar luz sobre el origen común de la humanidad en un fecha tan señalada como el Día Mundial de los Refugiados, la iniciativa se inserta de manera significativa en el dolmen y su historia: "Al tratarse de un espacio ritual, erigido por las comunidades que se instalaron en esta zona de Antequera cuando la cueva del Torcal que habitaban se derrumbó, podemos decir que se trata del escenario más antiguo de la provincia de Málaga. Hemos desarrollado un trabajo de documentación importante con la ayuda del director del conjunto megalítico y de un grupo de científicos que vino recientemente de Canarias a estudiarlo, no sólo para conocer el dolmen, sino para definir cómo era su entorno natural hace 6.500 años y cómo vivían las personas que se asentaron en el área", explica la directora, quien apunta que Qué será de mi sombra cuando me haya ido tiene como protagonistas a "una chamana ya anciana, que se siente incapaz de seguir cumpliendo su función, y el joven chamán que toma el relevo al frente de la comunidad". Ni qué decir tiene que la aventura que ahora aborda Surterráneo Teatro viaja directamente al origen del teatro, al periodo en que escena y rito eran exactamente la misma cosa, cuando el drama revestía aún un componente de magia que comenzó a erosionarse muchos miles de años después. Y cuesta imaginar, ya ven, un órdago más necesario y apasionante.

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