Cultura

La redención de un maestro

Con leyendas como Steve Winwood (Birmingham, 1948) el verles en directo es participar en una lotería. La decepción siempre está en el lote de los posibles premios. Anoche, en Málaga cayó el Gordo. El que fuera la revelación de principios de los 60 en Spencer Davies Group llegó al Festival Internacional de Jazz en plena recuperación de sus esencias más soul, sin la sombra de algún erróneo intento de actualizar sus pasados logros. Vino con la música que amamos de él, y casi toda su actuación fue puro arrebato a la manera de Traffic, el grupo con el marcó un hito. Su último disco, el notable Nine lives (2008), era una pista de que no iba a fallar. No falló. Hasta el cierre con Gimme somme lovin' todo fue perfecto.

La banda era de lujo - la misma con la que ha grabado su último trabajo- y sus intenciones también: como prueba estaba el precioso Hammond B3 que casi no paró de tocar durante todo el concierto, salvo algunos minutos a la guitarra. El tono cálido, carnal y clásico de su sonido lo marcó ese órgano, en concreto una pieza de 1923, instrumento sobre el que se sostuvo todo el repertorio. Por momentos psicodélico, a veces jazz y siempre soul y groovy, lo que Winwood y sus fantásticos escuderos demostraron es que el pop -es lo que hacen, que quede claro- no tiene por qué buscar la vanguardia para ser contemporáneo. Winwood ofrece, con honestidad, un clasicismo bien entendido, y adulto en el buen sentido.

Como en sus días de Traffic, este inglés con alma negra adopta y adapta ritmos latinos -de una manera que parece haber olvidado Santana- y africanos -sin caer en el pastiche-, y nunca abandona el mundo del rock.

Sonaron muchos temas clásicos, pero es que además sus temas más recientes no desmerecen. Lo de este hombre sabe a resurrección, y lo de anoche nos debe servir para recordar cuánto le deben Peter Gabriel, Sting y, sobre todo, Paul Weller. Steve Winwood es un par de totems como Paul McCartney, Pete Townshsend o Mick Jagger. Así es y así lo dejó claro en el Teatro Cervantes, y con mucha sencillez.

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