Cultura

Mi reino por un trozo de carne

  • Carmen Baquero, Víctor Castilla y Andrea Vargas protagonizan este mes en Microteatro Málaga un drama inédito escrito por el ganador del Premio Max al mejor autor teatral Alberto Conejero

Quién haya visto una representación de Ricardo III -originalmente titulado The Life and Death of King Richard III-, una de las tragedias más largas de William Shakespeare, recordará aquel momento en el que el monarca, desprovisto de su ejército, en mitad del campo de batalla, suplica: "Un caballo, un caballo, mi reino por un caballo". La escena se repite, en otro siglo, otro lugar, en La melancolía de las jirafas -el plato fuerte de la programación en Microteatro Málaga durante este mes-, donde dos de sus personajes bien podrían gritar aquello, sólo que cambiando el corcel por unos trozos de carne.

Escrita por Alberto Conejero, Premio Max al mejor autor teatral en 2015 por La piedra oscura, este drama inédito cuenta la historia de una cuidadora de un parque zoológico -interpretada por la actriz malagueña Carmen Baquero- que se empeña en alimentar al único animal que queda con vida tras una catástrofe apocalíptica: un leopardo famélico llamado Salomón. En este aciago contexto, dos personajes sin rumbo -Víctor Castilla y Andrea Vargas, sustituida en algunas funciones por Carmen Titos- ansían la carne que Rebeca reserva para la fiera.

"¿Estás alimentado a un animal mientras la ciudad se muere de hambre? [...] Hace tiempo que dejamos de tener escrúpulos", le advierte el personaje masculino a la guardiana del zoo. "El personaje clave -Baquero- representa a un héroe, a la persona valiente que no cede ante las adversidades. Luego están los otros dos: uno de ellos se busca la vida como puede y el otro utiliza su inteligencia para sobrevivir a largo plazo", señala el periodista y crítico de teatro Pablo Bujalance, encargado de adaptar de una manera "fiel" al espacio y tiempo -15 minutos- la pieza de Conejero, que se estrena este jueves a las 21:00 y que estará todo octubre de jueves a sábado en sesión de tarde (de 21:00 a 23:20).

Durante la obra, Baquero defenderá en todo momento al animal enjaulado porque eso le da "sentido" a su vida. "Mi misión es defender el zoológico", declara en tono rudo a lo que Castilla contesta: "El puto apocalipsis y venimos a dar con una poeta". Es precisamente esa figura, la de persona dotada de sensibilidad, la que reivindica el dramaturgo jiennense -el mismo que se estrenó como poeta hace un par de semanas con Si descubres un incendio- con el papel de Rebeca. "Él siempre intenta impregnar de poética sus textos. Me gusta mucho eso porque esto se ha perdido un poco. Ha habido una generación que ha sido más pragmática a la hora de escribir. Da gusto leer la pieza, al igual que interpretarla por esa delicadeza, esa sutileza. Está muy bien resuelto. El texto es una maravilla", sentencia Baquero mientras se dibuja una sonrisa en sus labios.

La obra original, concebida para una representación de unos 40 minutos, tenía a un hombre como protagonista. "Leyendo el texto me di cuenta de que podía ser una chica perfectamente. Las circunstancias destruyen a la persona, ya sea hombre o mujer", reconoce la artista malagueña. "Lo del sexo es anecdótico", comenta en seguida Bujalance a lo que Castillo contesta: "Le aporta un matiz diferente y cambia un poco los roles para que así el espectador se haga otra idea de cómo se van a suceder los hechos".

Así es que Barquero y Castillo representan las dos caras de la supervivencia. "Mi personaje simboliza el lado oscuro, la corrupción humana, el derrotismo, la ausencia de moral. El hambre le hace ser egoísta y sabe que por comer haría lo que fuese. Es curioso que él sea quien ejerce el poder sobre la persona que tiene esperanza -Andrea Vargas y Carmen Titos en el papel de María-. En mi opinión, es una crítica sutil acerca de que el poder siempre intenta machacar al más débil", profundiza el actor malagueño formado en interpretación textual.

"La obra trata o defiende la necesidad de la defensa del mundo de cada cual, por mas que el mundo alrededor se esté viniendo abajo, algo que entronca con la literatura apocalíptica -véase Ensayo sobre la ceguera de Saramago-. Mi mundo, lo que yo he construido, lo que a mí me da sentido, eso es lo que yo quiero defender. No es una defensa del individualismo, pero si es una reflexión sobre la libertad", concluye el dramaturgo malagueño, que añade: "La idea es que el público salga preguntándose qué haría si le ocurriera a ellos". Averígüenlo ustedes mismos.

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