Pongan en cualquier buscador de internet la ecuación José Tomás + entradas + Málaga y las encontrarán de regalo con cualquier objeto de escaso valor a un precio desorbitado. De otra forma difícilmente se vendería un jamón (o un bolígrafo Bic o un azucarillo) por 3.000 euros, si no se adjunta como regalo una entrada para ver al maestro de Galapagar. ¿3.000 euros? Realmente sólo quien acuda a la reventa sabe cuanto se puede pagar por una entrada. Se venden al mejor postor pues hoy es el 34 cumpleaños de José Tomás y todos quieren asistir a la fiesta que tendrá lugar en La Malagueta. Sobran los motivos.

El regreso de José Tomás a los ruedos despertó dudas en el orbe taurino, hace ya unos años. Además de una expectación inusitada. Algunas de éstas fueron resueltas durante la temporada de su reaparición. Pero cada año da nuevos pasos, haciendo crecer aún más el primer mito taurino del siglo XXI. Sólo dos armas, valor y quietud. Y La Malagueta, una de sus plazas favoritas y donde ya celebró su 33 cumpleaños, será testigo hoy por segunda vez en la temporada de su verdad. El coso malagueño será el único de primera categoría donde este año comparezca el de Galapagar dos tardes, todo un éxito de la empresa. En Málaga, precisamente, abrió la temporada Tomás aquel lejano Domingo de Resurrección.

Varias claves del festejo de esta tarde. Por un lado, no quedan entradas, por supuesto, sólo en la reventa y se escuchan precios desorbitados. El papel se agotó el mismo día que salió a la venta en pocas horas. José Tomás tiene la responsabilidad añadida de tener que levantar una Feria, que hoy pasa su ecuador y en la que aún no se ha cuajado una faena de peso. En parte por culpa por el desastre ganadero. Y sobre los toros que se anuncian, de El Pilar, dicen que en los corrales es el encierro mejor presentado. "Como para Madrid", lo calificó el presidente del festejo de hoy, Ildefonso Dell'Olmo, tras su reconocimiento. Por lesión de El Fundi, abrirá el cartel el vallisoletano Manolo Sánchez. Lo cerrará Luis Bolívar.

El mito de José Tomás se agiganta cada tarde en parte porque su discurso siempre lo ofrece sobre el albero. Y para escucharlo hay que estar en la plaza. Ya se sabe que a este torero sólo le gusta el directo. Y sin repeticiones. Sus continuas visitas a la enfermería, lejos de ensombrecer su figura, la hacen más grande. Hay quien tacha al diestro de suicida, pero simplemente lleva a las últimas consecuencias su concepto. Esto lo hace distinto. Entre otras cosas, por ello ha revolucionado la Tauromaquia en pleno siglo XXI.