Cultura

Lo que sabe el minimalismo del corazón

  • Miguel Pérez presenta el sábado en Ars Málaga su disco 'Oporto'

A Miguel Pérez (Málaga, 1976) se le conoce en su ciudad por muchas cosas. En gran medida, por su faceta de compositor de marchas procesionales. Pero también por su dedicación al jazz (llegó a fundar su propia orquesta), la copla y otros géneros y artistas para los que ha escrito piezas originales y arreglos de diverso calado. Hace cosa de un lustro, todo cambió cuando Pérez hizo las maletas y se marchó a Fuerteventura para ejercer de profesor. En la distancia, con menos encargos a los que atender, el compositor malagueño decidió ganar espacio para su propia música. El primer proyecto que vio la luz bajo su total responsabilidad como compositor e intérprete fue Biotza, un disco armado a mayor gloria del piano y en clave contemporánea, próximo a la línea menos agresiva del minimalismo más reconocido del siglo XX. Su segundo disco se llama Oporto y apareció en 2013. Miguel Pérez advierte: "No es un homenaje a la ciudad, sino al vino. Me trae muy buenos recuerdos". Este sábado lo vestirá de largo por primera vez en Málaga, a las 21:00, en el Ars Málaga del Palacio Episcopal.

Miguel Pérez afirma con la templanza que confiere la perspectiva: "Durante mi época de estudiante hice música para la Semana Santa y toqué el piano para mucha gente. Tenía que pagar mis estudios, y ésta era la mejor manera de conseguir ingresos. Pero ahora cada vez hago menos estas cosas. Ahora prefiero dedicar mi tiempo a mis propios proyectos. Eso sí, siempre pongo el corazón en todo lo que hago, ya sea propio o ajeno". Admite el músico que Oporto "es similar en cuanto a estilo a Biotza, y también al nuevo disco en el que estoy trabajando y que grabaré en verano". Y, en lo referente a este estilo, la entrada en juego de referentes como Michael Nyman y Ludovico Einaudi es casi inevitable: "Cuando te sientas a componer música, o a escribir, o a pintar, lo que haces es en gran parte resultado de lo que absorbes. Así que seguro que en mi obra quedan residuos de la música que más me gusta. Hay una huella evidente del minimalismo, pero más por lo repetitivo que por los posibles esquemas armónicos. No soy un compositor obsesivo a lo Philip Glass, me acerco más a lo que hacen Einaudi y Yann Tiersen, por ejemplo". Más allá de los nombres propios, Miguel Pérez incluye el cine entre los motores más fecundos de su inspiración: de hecho, ha compuesto bandas sonoras para varias películas y en Youtube puede encontrarse un videoclip realizado para uno de los temas de Oporto. El malagueño admite que el cine "termina saliendo en mi música, lo quiera yo o no".

Para su concierto en Málaga, Miguel Pérez comparecerá solo al piano, tal y como corresponde para la interpretación íntegra de Oporto "y, tal vez, alguna otra sorpresa". Preguntado por la posibilidad de futuros trabajos de composición para formaciones más amplias, más allá del piano solo, Pérez no lo descarta en absoluto, aunque matiza: "En el fondo, soy cada vez más hermético. A lo largo de mi carrera he trabajado mucho con otros músicos, y he tenido muy buenas experiencias. Pero, a la hora de trabajar con mi música, me da miedo ser incomprendido y que eso revierta en la interpretación. Puede sonar egoísta, pero yo hago lo que quiero, tanto en un nivel estético como en cualquier otro, y por ahora no me apetece que haya ahí más manos. Y el trabajo con el piano me da los recursos suficientes para llegar a donde quiero". En este sentido, resulta oportuno preguntar a Miguel Pérez por su llegada a un género tan a priori exento de connotaciones improvisadoras como el minimalismo instrumental después de haber militado en grupos de jazz. Y responde: "Yo soy un improvisador, desde siempre. Antes, de hecho, no me gustaba tocar con partituras, porque consideraba que limitaban la interpretación, la encorsetaban. Pero ahora hago una música completamente escrita y pautada, y así es como la interpreto en directo. Tal cual. Imagino que es una cuestión de evolución, nos vamos haciendo viejos". O será que el talento madura como el buen vino.

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