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Cultura

Seis silencios sepulcrales con 'ibanes' sin entrega Juan José Padilla y El Fandi abren la puerta grande

  • El jerezano corta dos orejas y el granadino tres en la tradicional Corrida de Asprona de Albacete

Seis silencios sepulcrales fue el escaso balance del festejo celebrado en Las Ventas, en el que los toros de Baltasar Ibán, deslucidos por falta de entrega, apenas aportaron nada para el lucimiento.

Parece algo lógico, pero hoy, en Las Ventas, muchos no supieron valorar convenientemente lo que dieron de si los toros de Baltasar Ibán, que, esta vez, no dieron la talla, precisamente, por la falta de las tres virtudes antes mencionadas.

Ni siquiera el tercero, de nombre Bastonito, como aquel toro ilustre, de esta misma ganadería, con el que el colombiano César Rincón se encumbró en 1994 en Las Ventas, fue nada del otro mundo, a pesar de la ovación que recibió en el arrastre.

Un toro que, pese a emplearse en el caballo, apenas desarrolló en la muleta, más bravucón que bravo, sin continuidad y punteando los engaños fruto también de su poca raza.

Es verdad que David Mora no estuvo como se esperaba, y eso que consiguió calentar la plaza con un quite por gaoneras que a punto estuvo de costarle un disgusto, pero, muleta en mano, la cosa fue decayendo hasta quedarse en nada, a pesar del tesón que imprimió Mora a su quehacer.

A decir verdad faltó algo más de mando, algo más de ajuste y algo más de decisión por parte del torero, pero el toro, que quede claro, fue un animal mentirosillo, que a la mínima que se le obligaba buscaba la huida, y que según transcurría la faena empezó además a quedarse corto y a defenderse con la cara por las nubes.

El sexto fue otro toro poco propicio por su aparente sosería, a pesar del picante oculto que tuvo. Mora anduvo nuevamente tesonero, aunque ya era imposible remontar la tarde, abogada ya a la desesperación.

A Urdiales no le tuvieron en cuenta lo firme que estuvo con el lote más complicado de la corrida, pues tanto el manso que abrió plaza, de descompuestas y bruscas embestidas, como con la prenda que hizo el cuarto, que se vencía por los dos pitones y que acabó desarrollando sentido, hizo el riojano una apuesta valiente y sincera, jugándose el tipo a cambio de nada.

Bautista, que pasó desapercibido con el sobrero de El Montencillo que le correspondió en primer lugar, un animal descastado y que no aportó nada, anduvo un tanto insulso con el quinto, el más toreable del envío, aunque, todo sea dicho, tampoco fue un toro de triunfo, ni mucho menos.

Por eso, al final de la tarde, había una sensación un tanto extraña, pues la corrida no fue lo que se esperaba a pesar de la aprobación de cierta parte de la afición, ni los toreros estuvieron tan mal como también dejaron entrever. Lo que hace la engañosa movilidad.

Juan José Padilla y El Fandi resultaron los triunfadores de la tradicional Corrida de Asprona celebrada en Albacete. Con media entrada y toros de Román Sorando, el balance fue el siguiente: Juan José Padilla, dos orejas y ovación; El Fandi, oreja y dos orejas tras aviso y Andrés González, silencio y oreja.

Juan José Padilla se aseguró ya la Puerta Grande tras desorejar al primero de la tarde, un toro de Román Sorando de buena condición. Estuvo variado en todos los tercios y sobresalió en un último par de banderillas al violín. Después de hacer lo más destacado por el pitón izquierdo, cortó las dos orejas. Su segundo fue más complicado y no fue lucido, sólo pudo estar por encima de la escasa calidad y condición del animal.

El Fandi cortó una oreja del primero de su lote, un toro que se dejó, aunque se terminó pronto. Tras un comienzo de faena de rodillas después de un brillante tercio de banderillas, lo exprimió por ambos pitones hasta que el toro se quedó. Destacó el saludo capotero al quinto y un quite por chicuelinas del granadino. Realizó una faena en la que supo aprovechar la prontitud del de Román Sorando, sobre todo por el pitón izquierdo.

Andrés González, tras brindar a su tío, Dámaso González vio silenciada su labor. El torero no terminó de acoplarse al ritmo y la embestida del de Román Sorando y la faena no cogió vuelo. Dejó un pinchazo y media estocada. Cortó un trofeo del que cerró plaza tras realizar una faena voluntariosa ante un toro que se acabó pronto. Mató de dos pinchazos y estocada y recibió el calor de su público.

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