Cultura

El soniquete sinfónico

  • El compositor de música para videojuegos Lorne Balfe estrenará junto a la OFM el sábado en Fuengirola, dentro del PlayFest, una 'suite' inédita de 'Beyond: Two Souls' Ayer revisó los ensayos

De los entrañables soniquetes del Spectrum al brío sinfónico que se arma hoy cada vez que algún incauto enciende la Play va un largo trecho. Los principales artífices de esta (r)evolución son los compositores de música para videojuegos, una estirpe singular y a menudo soslayada dentro de la industria audiovisual, especialmente en Europa, que poco a poco, sin embargo, va siendo objeto de los reconocimientos merecidos. Uno de los más afamados es el escocés Lorne Balfe (Inverness, 1976), que empezó componiendo jingles para la radio en Edimburgo y hoy es un imprescindible en el mundo de la música puesta al servicio de la imagen, tanto en los videojuegos como en el cine, especialmente, en este caso, de la mano de Hans Zimmer. La cuestión es que Balfe será uno de los protagonistas del concierto que la Orquesta Filarmónica de Málaga ofrecerá el próximo sábado día 7 a las 22:00 en el Castillo Sohail de Fuengirola dentro de la primera edición del PlayFest, el nuevo festival de música, animación y videojuegos que viene a reforzar la oferta cultural de la Costa del Sol. Ayer, Balfe supervisó el ensayo en Málaga junto a la OFM, a la que dirigirá en el concierto junto a otras tres batutas, y dio cuenta de sus expectativas.

El curriculum de Balfe es de los que abruman. Como mano derecha de Hans Zimmer, ha compuesto música adicional para películas como El código Da Vinci, Piratas del Caribe, Frost / Nixon, El Caballero Oscuro, Origen, Ángeles y Demonios, Sherlock Holmes, Iron Man, Kung Fu Panda y la saga Madagascar. En cuanto a los videojuegos, Balfe ha puesto la banda sonora a superventas como Assassins Creed III, Call of Duty 2 y el nuevo Beyond: Two Souls, que saldrá al mercado próximamente y en cuya música también colabora Hans Zimmer. Precisamente, Balfe anunció ayer después del ensayo (del que terminó visiblemente satisfecho) que el próximo sábado la OFM estrenará, con carácter de primicia mundial, una suite inspirada en la música de este videojuego, especialmente pensada para el PlayFest, "que nadie ha tocado en ninguna parte y que, por tanto, nadie ha podido escuchar todavía".

Este concierto del Castillo Sohail contará con otros compositores que dirigirán también a la Filarmónica, como Kevin Kiner y Jason Graves, además del director malagueño Arturo Díez Boscovich, que prestará su batuta para la interpretación de dos fragmentos de la música de Castlevania, de Oscar Araujo. Con Kiner y Graves en la tarima, la OFM revisará la música de gigantes del ocio como Star Trek, Warhammer, Company of Heroes, God of War y Dark Elves; Balfe, por su parte, comparecerá para la interpretación de tres movimientos de Assassin's Creed III además de la anunciada suite inédita de Beyond two souls. Ayer, precisamente, el escocés se mostró especialmente agradecido al festival por dedicar su espacio y su tiempo a la música de videojuegos, "que a pesar del reconocimiento de los últimos años, sigue siendo una gran desconocida por el público"; y por ofrecer a compositores como él, "que nos pasamos veinte horas al día encerrados en nuestros estudios y trabajando en nuestras partituras", la posibilidad de escuchar su música en vivo.

En este sentido, preguntado por la posibilidad de que la música de videojuegos entre a formar parte de los repertorios y programas de las orquestas sinfónicas, compartiendo el ecosistema natural de compositores como Brahms y Tchaikovski, Balfe se mostró rotundo: "¿Por qué no? Tradicionalmente se ha producido una segregación muy radical entre la música clásica, la música de cine y la de videojuegos, pero las fronteras se diluyen a una velocidad cada vez más rápida. Al fin y al cabo, lo que queremos todos los compositores es contar una historia, ya sea mediante una sinfonía o una banda sonora. Las emociones que se mueven ahí son muy similares". Balfe apuntó al respecto que las diferencias entre componer música para cine y para videojuegos son mínimas, por más que la reproducción cinematográfica sea siempre igual mientras cada partida suponga para el jugador una experiencia única: "Si tomas todas las secciones de un mismo videojuego y las reúnes, al final tienes algo muy parecido a una película. El procedimiento es distinto en la medida en que, cuando compones para un videojuego, trabajas prácticamente a la vez que éste se va realizando, mientras que cuando compones para el cine lo haces con la película ya montada. Pero, insisto, de lo que se trata siempre es de contar una historia".

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