Cultura

Y los sueños, cine son

  • Después de haber recibido más de 8.500 espectadores en dos años, la Filmoteca del Albéniz propone otra intachable remesa de clásicos hasta agosto

Parece que ha pasado más tiempo, pero fue hace dos años cuando el Cine Albéniz, puesto ya bajo el abrigo de la titularidad del Festival de Cine Español de Málaga, puso en marcha su Filmoteca. El proyecto vino a cubrir un hueco que, incomprensiblemente, existía todavía en la ciudad: la posibilidad de ver cine clásico en pantalla grande y en versión original subtitulada quedaba limitada a foros, en su mayoría universitarios y llevados por el más proverbial entusiasmo, en los que sin embargo la calidad de las proyecciones dejaba, necesariamente, bastante que desear. La Filmoteca cubrió el agujero con un listado incontestable de grandes lecciones del séptimo arte universal, en un esmerado equilibrio entre el cine de Hollywood y el europeo (con invitados de otras latitudes como Akira Kurosawa), con copias restauradas y una calidad de puesta en pantalla que hasta entonces se había limitado al aura de los sueños. La consecuencia no pudo ser otra: la cita de los jueves se convirtió en indispensable para muchos, y en estos dos años la Filmoteca ha reunido a más de 8.500 espectadores en la proyección de 61 títulos. Y ahí sigue, como un apostolado cultural (éste sí, fecundo y sin vanos postureos) que recuerda que el cine es, más que los éxitos que deparen en taquilla los otros Ocho apellidos vascos que habrán de venir, una cuestión de patrimonio y de raíz, que debe ser visto como merece.

Y, para que no quede, la Filmoteca del Albéniz propone otra remesa incontestable de clásicos para el trecho que acampará desde pasado mañana hasta el mes de agosto. Este jueves 8 abrirá fuego nada menos que Orson Welles con El proceso (1962), seguramente una de las cintas que mayor reivindicación merecen del director norteamericano, en una admirable y a la vez extraña adaptación de la novela de Kafka protagonizada por un soberbio Anthony Perkins. Seguirá el día 15 Canción de cuna para un cadáver, la pesadilla sureña que volvió a unir en 1964 a Bette Davis y Robert Aldrich después de Qué fue de Baby Jane. El día 22 podrá verse Golfus de Roma (1966), la deliciosa comedia musical de Richard Lester. Y el 29 llegará el turno de Deadline USA (El cuarto poder), uno de los mayores dramas sobre periodismo de la historia, dirigido en 1952 por Richard Brooks y protagonizado por un inolvidable Humphrey Bogart.

Para el mes de junio, después de un ligero paréntesis, la Filmoteca propone otros tres títulos de altura: El sirviente (día 12), arquetipo del drama psicológico dirigido en 1963 por el británico Joseph Losey, con guión de Harold Pinter a partir de la novela de Robin Maugham y con Dick Bogarde y Sarah Miles en el reparto; Quiero la cabeza de Alfredo García (día 19), monumental delirio dirigido por el maestro Sam Peckinpah en 1974; y Deseo (día 26), el drama romántico dirigido por Frank Borzage en 1936 y protagonizado por Marlene Dietrich y Gary Cooper.

Abreviemos: para julio, el día 3 La taberna del irlandés (Jonh Fordo, 1963), el 10 39 escalones (Alfred Hitchcock, 1935), el 17 El pistolero (Henry King, 1950), el 24 Mi noche con Maud (Eric Rohmer, 1969) y el 31 Buenos días, tristeza (Otto Preminger, 1958). Y para agosto, las dos últimas películas del nuevo ciclo de la Filmoteca: el día 7, El manantial (King Vidor, 1949); y el día 14, Horizontes lejanos (Anthony Mann, 1952). Difícilmente podrían resultar las salas del Albéniz más tentadoras, más aún cuando pronto procurarán fresquito contra el plomizo calor del verano malagueño. He aquí otra oportunidad a la ilusión.

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