Cultura

El teatro bajo los párpados

  • La compañía El Malecón, formada en su mayoría por actores invidentes, lleva al Edgar Neville su último trabajo

Si hubiera que trazar un mapa de los proyectos escénicos más perdurables y ambiciosos de cuantos anidan en Málaga, habría que incluir sin remedio a la compañía El Malecón, el grupo de teatro de la ONCE en Málaga. En continua reinvención, tirando tanto de espíritu amateur como de ambición y sobre todo amor a la escena, con repartos formados en su mayoría por personas invidentes, el colectivo ha forjado una manera propia de hacer el teatro basada en un principio fundamental: la conversión de los límites en virtud. El último montaje de El Malecón es el musical Animal mundi, una creación del actual director de la compañía, Mel Rocher (todo un veterano de la escena malagueña en su faceta como actor), que cosechó un gran éxito en su estreno el pasado 7 de junio en su estreno en el Centro Cultural Provincial y que volverá a representarse el próximo miércoles, 10 de octubre, a las 19:30 en el Auditorio Edgar Neville de la Diputación (C/ Pacífico, 56), a beneficio de la Fundación ONCE para la Atención de Personas Sordociegas.

Mel Rocher (quien tomó el relevo como director de El Malecón de otros referentes del teatro más próximo como Noelia Galdeano y Mercedes León, con quien se consolidó el proyecto) dirige a nueve intérpretes de los que cinco son invidentes o con una discapacidad visual grave. Animal mundi es, en sus palabras, "un musical muy divertido. Es mi primer montaje con ellos y cuando llegué quería hacer algo así como una fiesta de bienvenida. Si en el fondo se trata de una crítica al mundo de la televisión, en la forma es una comedia alocada y delirante en la que los actores y cantantes interactúan constantemente con el público. Las canciones son muy conocidas, por lo que al final todo el mundo termina cantando". El musical saldrá de gira, con al menos diez funciones este año, y ya tiene confirmada su participación en festivales y encuentros de grupos similares.

Preguntado por las dificultades a la hora de dirigir una compañía como El Malecón, Rocher señala que al principio "los actores se mostraban muy reservados. Tuve que trabajar mucho para ganármelos, porque no me bastaba con que hicieran su papel: quería que me quisieran. Pero en cuanto superaron el recelo inicial, se entregaron con una pasión que no he visto muchas veces, ni siquiera en equipos profesionales". Eso sí, el director aclara que "quien más aprende aquí soy yo. Los actores invidentes se relacionan con el espacio en el que actúan de una manera muy meticulosa, casi matemática. He adquirido en este trabajo herramientas en este sentido que pienso desarrollar en mi trabajo como actor". Pero también el público aprende lo suyo: "Al final de la función, invitamos a los espectadores a que indiquen quiénes son en su opinión los actores invidentes que han actuado y quiénes no lo son. En el estreno, más de uno se llevó una sorpresa. Y estamos seguros de que seguirá ocurriendo en futuras actuaciones".

Ahora, Mel Rocher trabaja ya en su segundo montaje con El Malecón, que se estrenará el año que viene. Y el reto es de órdago: nada menos que La malquerida de Benavente. "Algo dramático para cambiar de aires", afirma. Al cabo, en el teatro sólo sirve lo que se observa con el corazón.

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