Cultura

El testigo de la luz

  • Muere a los 76 años en Málaga el pintor Dámaso Ruano, renovador profundo y singular de la abstracción y miembro fundador del Colectivo Palmo.

Después de largos meses de lucha contra la enfermedad, el corazón de Dámaso Ruano decidió descansar finalmente ayer a las 11:30. Y hoy, a la misma hora, se celebrará el funeral en Parcemasa. Pero su muerte se lleva no sólo al pintor: también la memoria de una época, entre los años 60 y 70, en la que un puñado de artistas decidieron plantar cara a los elementos e izar la bandera de la libertad formal en un páramo gobernado por academicismos casposos y censores disfrazados de corderos bien pensantes. Esta respuesta se dio en aquellos años desde el arte español y tuvo su concreción andaluza y malagueña en Dámaso Ruano, un creador que confirió al lenguaje abstracto un brío y una fortuna que, a la postre, resultaron decisivos. Lo hizo tanto en su más solitaria determinación como en el seno del Colectivo Palmo, el grupo que, tras su constitución en Málaga en 1978, articuló las ansias de superación de los antiguos regímenes con consecuencias determinantes.

Dámaso Ruano nació en Tetuán en 1938. Tras su formación en Madrid regresó a la ciudad norteafricana para inaugurar su primera exposición en 1962. Ya por entonces comenzó a compaginar su actividad artística con la docente, un binomio indispensable en la medida en que siempre necesitó Ruano de un argumento para atender al otro. La huella europea que había anidado en esta esquina del Mediterráneo prendió en el pintor y allí arraigó para siempre: Ruano se entregó a la abstracción cuando en su entorno cualquier registro distinto al figurativo todavía bastaba para levantar sospechas. Pero la razón le vino dada desde bastante más allá: sus exposiciones empezaron a ser cada vez más demandadas en España y Europa. En 1968 se trasladó a Málaga, donde prolongó su oficio de profesor mientras la luz mediterránea que embriagaba sus lienzos seguía siendo la misma, ahora recibida en su casa de El Palo. Su expresión derivó al collage, y de ahí a una geometría plácida, poética y silente, en las antípodas del racionalismo imperante en el género.

El pintor malagueño Eugenio Chicano recuerda así la llegada del pintor: "Aquella era una época dura, marcada por una ausencia absoluta de contemporaneidad. Y entonces apareció Ruano haciendo ese constructivismo tan lírico, su abstracción tan amable, la fracción del paisaje con tan extraordinaria exquisitez, y conquistó tanto a quienes le entedíamos como a quienes no le entendían pero sí le intuían. Ruano era un pintor de verdad, recio. Nunca dijo una sola mentira pintando. Y además todo eso venía encima de una buena persona, a la que era muy difícil no querer". La viuda del artista, Pilar Cervera, se expresó ayer en términos similares: "Era una buena persona que miraba a todo el mundo igual y que, además, ha dejado una obra muy importante, que mantendrá viva su presencia".

En 1979, Dámaso Ruano fundó en Málaga el Colectivo Palmo junto a Manuel Barbadillo, Enrique Brinkmann, Pepa Caballero, José Díaz Oliva, José Faria, Juan Fernández Béjar, Ramón Gil y Stefan Von Reiswitz. La agrupación se mantuvo en activo hasta 1987 y trabajó para procurar la salida de la ciudad del ostracismo artístico y cultural, una empresa que favoreció la definición de Málaga como territorio sensible a las artes plásticas, aún en el presente. El problema es que la memoria resulta ser demasiado corta, y la deuda que Málaga mantiene con el Colectivo Palmo en general y Dámaso Ruano en particular es aún sonante y dolorosa: "Es una desgracia que se hagan Centros Pompidous y museos rusos y que no haya un solo cuadro de Ruano en los museos malagueños. Aquella generación de artistas sí que merece un museo propio", dijo ayer al respecto Eugenio Chicano. Ruano fue reconocido recientemente por el Ayuntamiento de Málaga con la Medalla de la Ciudad y el título de Hijo Adoptivo, y la Junta de Andalucía (el consejero Luciano Alonso recordó ayer a Ruano como "un agitador cultural, siempre interesado en innovar sobre nuevos conceptos artísticos, lenguajes creativos y en la experimentación de materiales") le concedió su Medalla en 2012. Pero el más elemental sentido de la justicia reclama un escaparate digno para su obra. Antes de que sea demasiado tarde.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios