Cultura

El (todavía) evento social

  • El entorno de la plaza de toros de Ronda acaparó menos ambiente en los momentos previos al festejo que en otros años Tampoco la presencia de famosos resultó destacada Mario Vargas Llosa fue el más buscado por los curiosos y cazadores de autógrafos

La tradicional Corrida Goyesca de Ronda volvió a convertirse ayer en un gran acontecimiento social, casi antes que taurino. Ya desde varias horas antes al comienzo del festejo, una multitud de personas se congregaban en los alrededores de la plaza de toros para coger un buen sitio desde el que poder contemplar la entrada de los matadores: Morante de la Puebla, El Juli y Miguel Ángel Perera.

Pese al gran nivel del cartel de esta LVIII edición, poco antes del inicio de la corrida todavía podían encontrarse entradas en la taquilla, lo que hizo que muchos reventas se quedaran sin poder dar salida a sus tickets, aun después de ofrecerlos, especialmente a los turistas extranjeros, hasta minutos antes de las 17:30, hora fijada para el comienzo del festejo.

Unos minutos antes, la llegada de efectivos de la Policía Nacional a caballo, que se afanaban por abrir espacio entre el gentío, auguraba la inminente aparición de los diestros. A bordo de carruajes de caballos y vestidos con los trajes típicos goyescos, llegaron a la plaza saludando a los presentes e incluso contestando a las preguntas de algunos periodistas.

Como cada año, la entrada causó momentos de nerviosismo tanto entre el público como entre los cuerpos de seguridad, ya que el ansia por acercarse o fotografiar a los toreros hizo que se produjeran más de un empujón y alguna que otra mala palabra.

Tras los tres matadores, llegaban las damas goyescas, las encargadas de representar a la mujer rondeña en estas fiestas. Abrió el camino su presidenta, Belén Pérez Delgado, visiblemente emocionada, hasta el punto de tener que secarse las lágrimas con un pañuelo. A continuación, repartidas en dos carruajes, aparecieron las diez jóvenes damas luciendo sus trajes de época.

Además de aficionados y curiosos, también pudieron verse a algunos personajes populares de la crónica social y el panorama artístico de nuestro país, si bien es cierto que en menor número que en otras ediciones.

El más buscado por todos los medios de comunicación fue el escritor peruano, Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, quien acudió a la corrida tras comer en un céntrico restaurante ubicado junto al bicentenario coso rondeño. También estuvo presente, por la mañana, en el sorteo de los toros, invitado por Francisco Rivera, torero y organizador del festejo.

El mundo de la comunicación estuvo representado por personajes como Jesús Quintero, un habitual de la cita rondeña, Paloma García Pelayo y el periodista taurino Enrique Romero, que no dudaron en pararse para fotografiarse con todo aquel que se lo solicitara.

El torero Palomo Linares fue otro de los que se dejaron ver antes de la corrida. El diestro, inmerso en los últimos años en su faceta de pintor, comió en la terraza de un local en el que durante estos días ha mantenido una exposición de sus obras.

El creador de la firma Kukuxumusu, Mikel Urmeneta; el cantante y compositor Rafael Serna, y María de los Ángeles Gramal, médico, escritora y esposa del también matador Jaime Ostos; el ganadero Fernando Domeq, Beatriz de Orleans o el consejero del Málaga Francisco Martín Aguilar fueron otros de los rostros conocidos presentes en el día grande de la Feria de Pedro Romero de Ronda.

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