josep maria flotats. actor y director teatral

"En la última década la calidad del teatro en España ha dado pasos atrás"

  • El catalán presenta mañana en el Teatro Góngora la obra 'Serlo o no' de Jean-Claude Grumberg, un diálogo entre dos personajes marcado por el humor y la inteligencia

Josep Maria Flotats, en 'Serlo o no'.

Josep Maria Flotats, en 'Serlo o no'. / villar lópez / efe

El Teatro Góngora recibe mañana (20:30) a Josep Maria Flotats, una de las figuras fundamentales del teatro español del último medio siglo, que protagoniza junto a Arnau Puig Serlo o no. Para acabar con la cuestión judía, el primer texto de Jean-Claude Grumberg que llega a la escena española. Dos vecinos se encuentran a menudo en el rellano de la escalera. Uno de ellos descubre por Internet que el otro es judío.

-¿Qué elementos de esta obra le llamaron la atención y le impulsaron a traerla a España?

-Yo conozco a Grumberg desde hace muchos años en París. Somos amigos. En una comida me dio el manuscrito, ya que la obra aún no había llegado a las librerías, y me cogió por sorpresa. Me gusta mucho su inteligencia, su escritura, la modernidad de sus diálogos, su uso continuo del doble sentido, su sentido del humor, siempre con mucha retranca. Me dio felicidad leer el texto: dos personajes, uno poco leído y poco viajado, como diría Josep Pla, y el otro muy leído y muy viajado. El diálogo entre los dos es tan brillante, tan exacto... Provoca reflexión, porque dices: "Es verdad lo que dicen, no había pensado nunca en analizarlo o verlo de esta manera". Va abriendo puertas. Y le dije que quería montarlo en seguida, si bien no fue posible en seguida por las disponibilidades de los teatros y lo hice un año más tarde. Conozco mucho a Grumberg, toda su obra; cuando hace un juego de palabras, quien conoce su obra entiende que ese juego no se limita al propio juego, sino que nos recuerda de dónde viene, por dónde ha pasado él, lo que ha escrito, se permite hacer un atajo enorme para en dos réplicas contarnos algo que sabemos o que inducimos. Esto es lo que encuentro brillante. Para el público español, el tema judío, aunque está en los genes y sale de vez en cuando, no está en el orden del día, en la calle (no como en Francia, donde está desgraciadamente demasiado al día con los atentados últimos), así que había que darle a este público la posibilidad de saber quién es ese señor que habla de esta manera, como lo sabe el público francés. De ahí viene la segunda parte, sacada de la biografía de Grumberg.

-Ahí la obra cambia...

-Da un giro, se rompe la cuarta pared, se habla directamente al público y se cuenta una pequeña historia sobre quién es él. Creo que hay un equilibrio perfecto entre el brillante diálogo corto, que parece únicamente de humor pero no lo es, y la segunda parte. Esto permite un conocimiento mayor de la obra de Grumberg.

-Sí, porque a pesar de su prestigio y su trayectoria, en España es poco conocido...

-Nunca se había hecho algo de él. Y me dijo: "Para ser mi primera obra en España, ¿tú crees que tienes que empezar con esa?". Le dije que en esta obra veo un personaje fantástico al que tenía ganas de interpretar. Hay otras obras fantásticas que tengo ganas de montar algún día. Si no se han montado antes, siendo amigo de él seguramente el primer responsable soy yo. Pero el teatro es una cosa muy curiosa: tienes amigos escritores pero a lo mejor no tienes la oportunidad de montar una obra, no encuentras el reparto ideal, el personaje no es totalmente para ti...

-¿Cómo es el trabajo con Arnau Puig?

-Fantástico. Es un joven actor que no había hecho todavía un personaje tan importante pero tiene muchísimo talento. Un actor muy dotado, con una calidad de escucha muy grande y una predisposición total. Nos hemos entendido perfectamente.

-Serlo o no proyecta inteligencia. ¿Echa de menos más textos de esta naturaleza en la escena actual?

-Yo creo que sí. El teatro debería siempre, además de darnos placer y distraernos en el buen sentido, alimentarnos. No vale solo el chiste por divertido que sea. Para mí el teatro es texto, es autor, es pensamiento, es reflexión. El teatro ideal es aquel que da placer y emociona pero al salir de la sala provoca reflexión y debate.

-¿Qué otros proyectos tiene en mente?

-Estoy de gira hasta julio, así que es evidente que no puedo estrenar nada en septiembre. Esto me obliga a pensar en un hipotético estreno para mediados de enero. Estoy con dos o tres cosas, pero nada hay decidido, porque depende de si las actrices y los actores en los que pienso están libres...

-Después de Serlo o no, ¿le apetece acometer un proyecto con parámetros distintos?

-Seguramente, para variar, pero sin alejarme de un texto con peso. Yo tengo una gran admiración, y sobre todo respeto, por los escritores. Me siento muy orgulloso y feliz de estar encima de un escenario y hablar la lengua de alguien que sabe: ser, como decía Jouvet, el transmisor del pensamiento del autor. Y ponerte al servicio del autor tiene que suponer ponerte al servicio de una calidad de escritura y de reflexión.

-¿Cómo ve la situación del teatro en España, tanto en la calidad y variedad de lo que se hace como en la respuesta del público?

-Encuentro que el público sigue siendo un buen público que va al teatro a pesar de cosas no tan buenas como las dificultades económicas o el 21% de IVA. Y tengo la sensación de que, probablemente por culpa del IVA y de la situación general, en la última década la calidad del teatro en España ha dado pasos atrás. Es algo que responde a varios motivos. Es como si la profesionalidad en todos los campos del teatro hubiera dado también pasos atrás: la presentación, la calidad, la recepción, la manera..., todo. Las últimas estadísticas dan cifras espantosas de la situación de las actrices y los actores: solo en torno al 8% puede vivir de su profesión. Me parece terrible. Esta es la situación. Y hay otra cosa que no critico sino que constato: los teatros privados hoy en día, para hacer frente a unos alquileres de locales cada vez más altos, tienen que hacer en la misma tarde tres espectáculos. Es imposible que los tres estén cuidados como deberían, ni con la mejor voluntad del mundo. Así que si te toca el tercero, cuando llegas y entras en escena hay focos y máquinas que se han movido de sitio, hay cosas que no están bien... Hablo de un pequeño detalle pero que es hipersignificativo.

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