Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) alrededor de siete millones de personas padecen alergia a las gramíneas en nuestro país. De hecho, Seaic) apunta que ocupan el 20 por ciento de la superficie vegetal del mundo, y en España crecen por cualquier sitio, por lo que la sensibilización a su polen se produce por todo el país. Esta primavera puede ser diferente para los alérgicos por la incorporación de la mascarilla a la vida cotidiana, ya que por su acción filtrante, genera un grado de exposición al polen menor que otros años. Tal y como señala Julio Maset, experto del departamento médico de Cinfa, llevarla puesta en la calle puede ayudar a reducir su exposición a esta sustancia y, por tanto, a prevenir parte de los síntomas, especialmente la rinitis y el asma. Aún así no hay que olvidar de llevar a cabo unas sencillas precauciones. "Por ejemplo, ponerse las gafas de sol al salir a la calle, mantener las ventanas de casa cerradas durante las horas de mayor concentración de polen y las del coche al desplazarnos, o evitar tender la ropa en el exterior", afirma el experto de Cinfa.

Estas alergias muchas veces suelen debutar en la infancia. Tal y como recuerdan desde Quirónsalud el asma infantil de causa alérgica ocupa el primer lugar en el ranking de las enfermedades crónicas infantiles, afectando a entre 8 y 9 de cada 100 niños. Y el aumento de las alergias está considerado por varios autores como la epidemia del siglo XXI.

A la luz de estos datos desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) recomiendan el uso de mascarillas homologadas FFP2 para los niños alérgicos al polen. "Las FFP2 son más eficaces porque filtran hasta el 95 por ciento de partículas y además se ajustan más a la cara. A diferencia de años previos, este año se debe evitar el uso de mascarillas dotadas de válvula espiratoria, pues aunque aportan comodidad al paciente, son una ventana para la diseminación de virus. A pesar de que las quirúrgicas también filtran partículas, quedan menos ajustadas y dejan más huecos por los que podría pasar el polen", afirma el doctor Javier Torres, miembro del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de Seicap.

En plena pandemia es importante saber distinguir los síntomas para poder diferenciarlos de infecciones respiratorias como el resfriado o la causada por el virus SARS-CoV-2. Como apunta el experto de Seicap, "hay algunos de ellos que pueden llegar a ser coincidentes pero ya sabemos que la presencia de tos, fiebre y pérdida de olfato, son signos prominentes de Covid-19, mientras que la congestión nasal, el prurito y la conjuntivitis son más propios de una rinitis alérgica".

Además, el experto añade que es importante que, dada la situación global de transmisión del virus SARS-CoV-2, los niños y adolescentes con rinitis alérgica sigan más que nunca unas medidas higiénicas a la hora de toser o estornudar con el fin de evitar el contagio por aerosoles, en caso de ser asintomáticos. Seguro.

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