Análisis

Baltasar Cabezudo

Biólogo

Andalucía Parque Nacional

Ser Parque Nacional es muy complicado. La normativa (Ley de Parques Nacionales) es muy estricta y es necesario cumplir el mayor número de requisito solicitados por esta legislación

Como biólogo me encantaría que toda Andalucía fuera Parque Nacional, pero entiendo que esta idea es inasumible. Comprendo que muchos ciudadanos y científicos andaluces quieran tener un Parque Nacional en la puerta de su casa, pero esto también es inasumible. Andalucía está fraccionada, a vuela pluma, en tres zonas claramente diferenciadas en razón de su naturalidad: urbanas e industriales, agrícolas y las más o menos naturales. En estas últimas, la Junta de Andalucía, España y Europa, han centrado sus políticas de espacios naturales protegidos, creando la denominada Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía (Renpa). Incluir un territorio determinado en esta red de la junta es complicado, y más si la figura solicitada es, entre otras, a nivel del estado español (Parque Nacional), de Europa (Zonas de Especial Conservación (ZEC) y Zonas de Especial Protección Para las Aves (ZEPA)) o mundial (Reservas de la Biosfera), la mayoría de ellas bajo un paraguas legal de protección más o menos efectivo. En la actualidad en Andalucía existen unas 250 áreas protegidas, muchas de ellas bajo varias denominaciones al coincidir protección andaluza, europea y mundial. Las diferencias entre esta maraña de figuras de protección se deben, fundamentalmente, a su tamaño, valores ambientales y culturales y nivel de protección en referencia a lo que se puede o no se puede hacer en su interior.

Hace pocas fechas se ha producido un desgraciado y desastroso incendio en una de las zonas naturales más emblemáticas de Andalucía, las denominadas Sierras Bermejas. Estas sierras son de alto valor ambiental, fundamentalmente por su geología (peridotitas y serpentinas) y por su flora y vegetación (especies endémicas, pinares y pinsapares). La idea de que el incendio no se hubiera producido si este territorio fuera Parque Nacional es, cuanto menos, inoportuna. Las sierras bermejas tienen en la actualidad un paraguas de protección de los más importantes de Andalucía. Los Reales de Sierra Bermeja es ZEC, ZEPA y Paraje Natural, quizás la figura de protección más estricta de Andalucía. El resto de las sierras bermejas son ZEC, incluida la Sierra del Real. Todas o parte de las sierras bermejas están incluidas en dos Reservas de la Biosfera. Y las sierras bermejas más orientales se encuentran incluidas en el recientemente declarado Parque Nacional Sierra de las Nieves. Quien da más.

Ser Parque Nacional es muy complicado. La normativa (Ley de Parques Nacionales) es muy estricta y es necesario cumplir el mayor número de requisito solicitados por esta legislación. Uno de estos requisitos es que, el espacio incluido en la figura de Parque Nacional, contenga en su interior una importante presencia de los valores geológicos, biológicos y micológicos del amplio territorio biogeográfico al que quiere representar, las Sierras Béticas Occidentales. El Parque Nacional Sierra de las Nieves protege valores culturales, geológicos, biológicos y micológicos de tres importantes sectores biogeográficos andaluces. Del sector bermejense protege fundamentalmente endemismos, pinares y pinsapares. Del sector aljibico protege alcornocales y quejigares. Del sector rondeño protege endemismos, encinares, pinares, quejigales de montaña, pinsapares, enebrales, sabinares, piornales y pastizales de alta montaña, etc. Los pinsapares de este parque nacional son los más importantes de Andalucía y se desarrollan fundamentalmente sobre calizas y puntualmente sobre peridotitas (abantos y real) y gneises (boornoque). El espectacular aumento de la población de pinsapos de Sierra de las Nieves se debe tanto a la regeneración natural como a las repoblaciones realizadas por la Junta de Andalucía, y en ambos casos antes de que fuera parque nacional. Espero y deseo que las zonas incendiadas de Sierra Bermeja recuperen, con una adecuada política de gestión y recuperación por parte de la Junta de Andalucía, la naturalidad perdida. Para ello no es imprescindible ser parque nacional, solo es necesario voluntad política nacional y autonómica.

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