Análisis

helena arriaza

Campanadas: escaparate de libertad

Todavía faltan dos semanas para las Campanadas y ya estamos con las tonterías de los últimos años. Desde que los vestidos de Cristina Pedroche hicieron olvidar la capa de Ramón García, la Nochevieja en televisión se ha convertido en un espectáculo de moda. Y bienvenido sea. Lo primero que hay que entender es que estamos hablando de televisión. Es decir, estamos hablando de espectáculo y competencia, por eso cada cadena intenta ser la predilecta de los espectadores. Y mientras no se salten los límites del respeto, todo es válido. Hasta convertir la ropa en el centro de atención.

Lo segundo y más importante es que estamos hablando de mujeres que son libres de vestir como les dé la gana. Y es en eso en lo que se debería hacer hincapié, en la libertad de las mujeres a la hora de optar por un tipo u otro de vestimenta. Porque si Chicote elige una chaqueta más extravagante de la cuenta no pasa nada. Y lo mismo cuando el mayor reclamo era la capa de Ramontxu. Pero no perdamos de vista que si Cristina opta por un vestido u otro, si elige transparencias o pedrería, también lo hace por decisión propia. Por eso resulta penoso que la semana pasada Lara Álvarez, que será la encargada de dar la bienvenida al nuevo año en Mediaset, tuviera que subir un vídeo a sus redes sociales en el que pedía por favor que unas palabras suyas no se interpretaran como una rivalidad hacia su compañera. "Ser sexy es una actitud, no una transparencia". Muchos interpretaron la frase como un dardo hacia Pedroche, que suele optar por las transparencias en la última noche del año. Ante el revuelo Lara tuvo que explicar que el hecho de que ella lleve un esmoquin porque va mucho más con su carácter, no quiere decir que no se sienta sexy o que esté buscando un enfrentamiento con la colaboradora de Zapeando. Todo lo contrario. ¿Acaso no se dan estas diferencias a la hora de vestir en la vida real tanto en mujeres como en hombres? Seguro que hay hermanos o amigos que se sienten sexys con vestimentas muy distintas, que tienen estilos opuestos, y que no por ello son rivales. Porque esto no debería ser sinónimo de enfrentamiento. Mientras cada uno vista como quiera y no sea algo impuesto, debería verse como algo positivo. La elección del vestuario nunca debería ser objeto de insultos, y menos de desprecio hacia las mujeres.

Otro aspecto que hay que destacar es que la del 31 de diciembre es una noche en la que la moda cobra protagonismo en televisión. El de la moda es un sector mal visto cuando debería ser algo que valorar. Se trata de una práctica que pertenece al mundo de la cultura y convertir la televisión en escaparate de libertad y dar visibilidad a diferentes opciones a la hora de vestir y a diferentes diseñadores, es algo que hay que agradecer. Y a quien no le guste que el vestido de Pedroche se haya convertido en reclamo, que no vea Antena 3 en Fin de Año. Porque si hay tanta expectación ante lo que va a lucir, es porque hasta quienes critican a la de Vallecas sintonizan esa cadena en la noche de las Campanadas.

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