Análisis

Juan carlos cilveti puche

Ceremonia de despedida

El pasado martes 13 de noviembre, un mal día para los supersticiosos, llegaba al puerto la goleta de bandera sueca Falken. Integrado en la marina real de este país, este velero de dos mástiles constituye junto a su gemelo Gladan la base de instrucción práctica para los marinos de guerra suecos. Construido en los astilleros navales de Estocolmo, el Falken, que luce la numeral S-02, tras su botadura en 1946 comenzaba su vida como buque escuela un año más tarde. Posibilitando que algunos civiles puedan navegar en él y tras participar, en la actualidad ya no lo hace, en algunas de las más las más significativas regatas internacionales de veleros clásicos, esta goleta llegaba hace unos días al puerto tras haber efectuado hace algunas semanas una rápida escala en aguas malacitanas.

Mostrando su elegante casco blanco y sus dos mástiles en los que van montadas nueve velas con una superficie de 680 metros cuadrados, el Falken, con 220 toneladas de desplazamiento y 39,9 metros de eslora, atracaba en la tarde del martes 13 en el muelle uno para cumplimentar un cambio de tripulantes. Realizando uno de sus habituales viajes de instrucción, una ruta iniciada el pasado mes de septiembre que finalizará en mayo de 2019, el Falken, en navegación por el Mediterráneo y Canarias, elegía el puerto malagueño para despedir a los cadetes que durante cuatro semanas han viajado a bordo de esta goleta.

Con los nervios propios de la vuelta a casa, la totalidad de los 26 oficiales embarcados, el doctor y parte de los 12 tripulantes que habitualmente navegan en este velero, ya con sus petates listos, realizaron en la tarde del miércoles 14 una muy significativa ceremonia.

Llamados a formación, los cadetes y tripulantes quedaban posicionados en tierra junto al Falken, mientras el segundo de a bordo anunciaba la presencia del comandante. Frente a su dotación, el alférez de navío al mando de la goleta, tras unas palabras de agradecimiento, entregaba a cada uno de los oficiales un diploma y un certificado con las horas de navegación en este histórico barco. Una curiosa ceremonia militar que tras una foto de grupo finalizaba con una pequeña fiesta antes del ansiado regreso a casa.

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