Análisis

Fernando Faces Santelmo Business School

China se tambalea

La economía de China se tambalea. Algunos analistas afirman que China está al borde del colapso. Pero esto se ha dicho muchas veces, sin que haya sucedido. No obstante, la situación es grave y el deterioro creciente. Y no es para alegrarse, un colapso de la economía china provocaría una implosión global. Recientemente el Banco Mundial predice que el crecimiento de China se desplomará hasta el 2% en 2022. China ha pasado de ser la locomotora de Asia y del Mundo a ser el lastre y el furgón de cola. Por primera vez desde el año 1976 Estados Unidos podría crecer más que China. En la anterior década el crecimiento de China ha alcanzado el 9%-10%, el objetivo para este año es del 5,5%. Un 2% es un fracaso difícilmente justificable. Este otoño se celebra el congreso del Partido Comunista y la reelección de su presidente Xi Jimping. La mejor legitimización del Partido Comunista son los 40 años de crecimiento y haber sacado a millones de chinos de la pobreza. El experimento humanitario más importante desde la Segunda Guerra mundial.

Las últimas crisis han supuesto un punto de inflexión en esta trayectoria. A corto plazo, la estricta política de Covid cero de Xi Jinping ha provocado nuevos confinamientos y restricciones. Mientras países desarrollados han dado por dominada la pandemia, China todavía no. La burbuja inmobiliaria alimentada a base de deuda, tras el default del gigante inmobiliario Evergrande, ha explotado, y amenaza con propagarse al sector industrial. Los activos privados tóxicos se están trasladando a empresas públicas estatales, en un proceso de nacionalización encubierta. El sector inmobiliario aportaba el 25% del PIB. La demanda de crédito se ha desplomado ,la morosidad de los préstamos inmobiliarios está alcanzando cotas preocupantes, el endeudamiento público y privado niveles insostenibles y la solvencia de la banca privada se ha debilitado. Los motores de la economía China, el consumo y la inversión, están perdiendo impulso y las exportaciones se ven mermadas por la desaceleración global. Ante este escenario el Gobierno Chino está practicando una política fiscal y monetaria expansivas ,a contracorriente del resto de países, para presentar un crecimiento razonable al próximo congreso del Partido Comunista.

El exitoso modelo de crecimiento chino está mutando. Las dos últimas crisis han provocado un punto de inflexión y han acelerado tendencias vigentes desde hace años. Demográficamente el envejecimiento de la población, el descenso de la población activa y la reducción de la aportación de la mano de obra al crecimiento, son irreversibles. El sistema educativo ha alcanzado su techo y también la productividad del trabajo. El rendimiento de las grandes inversiones en infraestructuras públicas y privadas es decreciente y la productividad de los factores de producción declinante. China, en la etapa final del camino hacia la prosperidad, como otros países, se encuentra con frenos al crecimiento, muy cerca de la orilla del bienestar, pero sin haberla alcanzado. Desde el punto de vista geopolítico, en la carrera por el liderazgo mundial, algún país como EEUU podría alegrarse, pero sería un gran error. El grado de imbricación e interdependencia en una economía global es tan intenso que el colapso de China provocaría un colapso económico global y exacerbaría el enfrentamiento geopolítico actual.

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